sábado, 7 de diciembre de 2019
Sin rodeos y directos a la mismísima verdad, luchar contra cualquier sinrazón durante toda tu vida supone mucho sufrimiento y una reducción de muchos beneficios vitales (derechos, protecciones, rentabilidades por simpatías con cualquier poder o con tendencias dominantes, ¡sí!, repartos de sus botines, mínimo desgaste al grato lameculismo o complacencia, etc.). Porque, al luchar contra una sinrazón premiada o amparada socialmente, tú pierdes TODO respiro digno de tu vida, pierdes ya toda protección, sabiendo que tienes que renunciar a demasiadas métodos usados habitualmente (y que los demás chupan y se benefician a la vez que se ponen de buenos como matando a la ética) y, a eso solo sufriendo más que Jesucristo, tus recursos de supervivencia se destinan siempre por un mayor desgaste. Mientras, ellos o el que se alía con una sinrazón, todo eso se lo evita, vivaracho de indecentes-crueles ventajas, y ya tiene objetivamente toda la vida beneficios y mínimas dificultades de esa sinrazón; y además incontables facilidades porque ninguna protección pierde y a nada tiene que renunciar, sí, y sus recursos de supervivencia ya los dedica a tener éxitos con tal maldad, premios por doquier, trepando escalones socialmente.
Si no sabes lo que es un bien -porque tú no lo permites jamás-, ¿cómo vas a defenderlo?; si no sabes lo que es justo -porque lo concibes con demostrables sinrazones-, ¿cómo vas a defender lo justo? o ¿cómo vas a ver lo injusto?
O ¿cómo vas a respetar lo justo?, si no lo sabes.
¿Cómo vas a evitar hacer o ayudar a lo injusto si no ves lo injusto porque jamás tú cuidas lo justo y ni siquiera algo racional?
Pues saberlo, ¡es demostrarlo! (a razones irrebatibles), no usando poder sino razón, no usando todo lo que utilizas sino razón neta.
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