Una vez que un desalmado tiene el poder, siempre -para anular al que reacciona solo racionalmente- utiliza estas indignas tácticas:
- Obedece -y anúlate en tu libertad de expresión- por la la imagen del país -así, patrimonializando una imagen que él idealiza, condena una contraidealización o una diferencia y hay que callarlo todo-.
- No puedes poner en duda las instituciones ni todo lo que yo hago -cierto, desaprueba y reprime el acto racional-.
- Tus acciones todas crispan porque van en contra de mis acciones que -en paranoia- nunca crispan -no hay autocrítica-.
- Yo digo "verdades" -aunque se le hayan demostrado mentiras-; por lo tanto, debes confiar sin más en estas "verdades" -hasta que se demuestre que TAMBIÉN pueden ser mentiras-.
- Estas medidas son las decisivas para solucionar este problema -pero no se ven resultados reales de solución- y, si vas en contra de ellas, haces un daño enorme a nuestro futuro -eso es, un mesianismo o un dictado del creer a la fuerza-