Y jamás un campesino o un carpintero han instalado alguna confusión, ¡imposible en intervención social!, sino objetivamente intelectuales embaucadores, a doble moral(ya que saben impedir la razón por preservar poder de influencias-privilegios (por aprovecharse carroñeros desalmadamente de las mentiras), aprovechados al uso y abuso de tal corrupción.-
Nunca jamás esperes que, la turbiedad-sinrazón educada por ellos, en adelante ella eduque la razón-bien (porque serías un irresponsable-malnacido por seguro al no oponer verdad o resistencia de razón o de luz por tu parte).
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Objetivamente la actitud que más hace por el bien es que no le des las espaldas al bien ni lo niegues ni lo debilites, o sea, que tú de una vez por todas seas coherente, decente y valiente para decir y demostrar de qué lado estás, si del bien o del mal, sin desalmado descuido en tu deber ético; y lo que prueba eso es que no confundas a los demás ni al mundo sobre el bien ni confundas al mismo bien cambiándole de cara o de compromiso en los hechos o de palabra de la noche a la mañana (NO CONFUNDAS EL CAMINO). Eso es, no ofrecerle al bien una doble cara con maldad y bondad según convenga o según corra el viento de la ego-rentabilidad, vendíéndose los principios éticos por ello.
Así que, si estás del lado del bien, si es al bien al que sin trampas quieres fortalecer, si estás en determinación de verdad ética de contraponerte a la no-ética o al mal, pues eso es infinitamente IMPOSIBLE si no se menosprecia-detesta-malcalifica al mal, si no se le condena éticamente en obligado deber, si no se le ofende-incomoda su destruir tanto bien o si no se le insulta su venderse, o sea, su alma vendida. Y toda la historia demuestra eso, sí, la Biblia es netamente un dejar en mal lugar siempre al que es impío con todos los insultos-descalificaciones de aquélla época por delante, el Corán lo mismo. Durante toda la historia del bien, nunca los que hacían el mal se libraban de los insultos o de ser deslucidos para no beneficiarse al mal, en realidad ese es el pilar que lo sostiene y en honor a la verdad no hay que buscar falacias, pillerías o bonitez de mentiras para negar o humillar tal esencial pilar.
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