Son tan cobardes ante la ética que quieren tener siempre tal ventaja, que destruye derechos evidentemente. La ética les entra por un oído y les sale por el culo, ¡incalificables!
Todos deciden; pero los que poseen poderes fácticos y los gobernantes deciden los recursos públicos y las limitaciones de las libertades sociales. Por eso, son los que proporcionalmente pueden hacer en realidad más daño.
Y, para decidir, claro, hacen falta razones o verdades fundadas en la realidad, no las incontables mentiras demostradas que utilizan. También, no se puede ir con el cuento de que, como seres humanos, ellos cometen errores, y hay así que resaltarles lo bueno que hacen. Sí, todos los gobernantes tuvieron aciertos, ¡todos!, pero hay que señalarles sobremanera los desaciertos -CAUSANTES DE DAÑOS-, precisamente para que no vuelvan a ocurrir, para evitarlos.
El ser humano tiene ya el bien social como un deber constante; pero el grave error nunca ha de quedar inadvertido, para evitarse.
2 comentarios:
Siempre el que tiene algún poder ENTRETIENE CON MENTIRAS
para que no se haga el bien,
¡eso es infalible!
El bien en la sociedad es una obligación (lo mismo que para la conducción de autos es el saber conducirlos) que remite al imperativo o necesidad natural -la que rige en la naturaleza-, y no una distorsión o desequilibrio que solo mueven los intereses de poder (intelectual, económico, político, religioso, etc.).
No es que deban existir más bienes que males y celebrarlo a la euforia loca así en conformismo contemplativamente -para ir justificando cualquier hecho-, sino la máxima reducción de los males-sinrazones o la reducción máxima y, si es posible, todos.
11 de abril de 2014
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