Todo genocidio se ha hecho a través de los medios de comunicación (la propaganda a la alineación nazi, la inducción a matanzas en Uganda, la exaltación nacional-excluyente en otras persecuciones genocidas, etc.); por lo cual son instrumentos esenciales para que se realicen las diferentes variantes del genocidio (exterminar a una parte humana de otra condición natural o ideológica).
Claro, se presentan como instrumentos de "comunicación" pero, precisamente, la comunicación racional o ética brilla por su ausencia o desprecio o está perseguida y, por eso, se va desarrollando cada vez más una comunicación en evidencia cínica y perversa en machacar la capacidad de conciencia -revestida de buenismo por estrategia- que siempre llega a la misma meta: a la irracionalidad. ¿Qué han hecho miles y miles y miles de medios de comunicación para evitar -enseñando sensatez y cautela- la crisis? Pues... ¡nada! ¿Y para evitar grandes catástrofes del cambio climático? Pues... ¡nada!
Cierto, son un instrumento de PUBLICIDAD DE INTERESES, pero no de racionalidad; porque impiden radical o totalmente la racionalidad.
Sí, un arma es un instrumento que no siempre se utiliza para matar pero, lo que es seguro, es que no se utiliza nunca para no matar: para la racionalización. Y algo así les ocurre a ellos que, por impedir racionalidad, la consecuencia segura es... irracionalidad -caldo de cultivo de una persecución o exterminio cualquiera-. El llevar a la extrema pobreza a muchos en el mundo es, objetivamente, un exterminio o el claro resultado de las acciones que se hacen Además, ya no permitir la verdad es dejar a la gente en manos de la mentira y de la destrucción, desde ahí encadenándose uno y otro genocidio.
Delincuencias de reincidencia crónica
Ya, en la era digital, todos los antiéticos tienen su cadena televisiva; los que no tienen poder no, los indígenas que tan desprotegidos están no, los millones que viven en la miseria no, los que son ninguneados y pisoteados todos los días no, los que reclaman lo que les han robado tras pagar tanta hipoteca y quedarse -al final- sin dinero sudado y sin casa no, los niños prostituidos no, las grandes víctimas de la guerra no, sino únicamente los que tienen algún poder (dinero, secta, grupo amplio de fanáticos o de locos, un periódico de riquetes, los que son respaldados por recursos públicos, por integrismos religiosos, por bancos, por multinacionales, etc.). mentira total; o sea, precisamente lo que ellos llaman: "verdad" (ya llenísima de buenamierda para que así lo parezca).
Y lo peor es que, el cien por cien de lo que dicen, es mentira. Una prueba más de las miles que ya he aportado: Reprueban o condenan una gran mayoría de los españoles -éticamente- a Podemos el estar vinculado a un gobierno que anula los Derechos humanos (al de Venezuela); pues bien, ellos consienten, apoyan y halagan al gobierno de Arabia Saudita que anula desde hace más tiempo los Derechos Humanos. Hay que condenar o reprobar primero al que tiene responsabilidades gobernativas, y quienes no lo hacen son CÓMPLICES. Como la misma verdad los acusa, por eso siempre han querido exterminar a la verdad misma y van a premiar corriendo a todos los nazis intelectuales que participan en el exterminio.
3 comentarios:
A ti, espoñolo genocida -en complicidad- totalmente:
Si das calor a un partido, organización o gobierno -que es peor- que apoya -o no condena- a otro que elimina los derechos humanos, ante todo demuestra eso una cosa: que TÚ ERES CÓMPLICE. Sí, y las miles de atrocidades que se cometen allí cuentan ya con tu colaboración -o que les facilitas, al no aplicar tú ética, el hacerlo-.
Demasiados españoles, para eso o para premiar a los genocidas son los números unos.
Ni un solo segundo de mi vida me han aplicado algo ético o humano, ¡yo diría que han superado a los genocidas muchasd veces!
Y hacen su teatro de -entre ellos- vender cosas buenas -entre ellos- y ¡por ellos!
Con la dignidad de Jesucristo ¡no podrán, sean españolos, generales o santoides de Satanás!;
con la dignidad del que nunca le han demostrado un hecho sucio ¡nunca podrán!;
con mi dignidad, ¡NO PODRÁN!, sí, que los folle el mismísimo Hitler a todos (aunque ya lo ha hecho)
A ninguno se le ocurre la idea de dejar de sobreproteger a algún poder, que todos los días ayudan las 24 horas, y nunca se les ocurre ayudar a lo único que es limpio y que construye (lo que toda la vida hasta el último segundo ha tenido un esfuerzo racional y ético); así es, son por hechos o por la práctica de naturaleza pilla y corrupta.
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Van haciendo propaganda y teatro del no maltrato pero ellos son casi los únicos del mundo que maltratan únicamente. Van haciendo propaganda y teatro del buenismo pero en la práctica utilizan todos los trucos sucios de la maldad. Van haciendo propaganda y teatro de la dignidad pero nunca -absolutamente jamás- han permitido un átomo de algo digno. Van haciendo propaganda y teatro del respeto pero no tienen ni putísima idea del respeto ni jamás han aplicado el respeto, en probación, ni un segundo.
¡He ahí los que superan a Hitler miles de veces!, con la obligación ética de decirlo así. Pues no decirlo así es complicidad.
11 de enero de 2014,
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