La realidad no tiene amigos ni la razón tampoco. A ningún animal se le ocurre decir que cree que la realidad es algo, sino la acepta sin concebirla con una concepción extrínseca o ajena a ella -por eso tiene un equilibrio exacto o natural-; por el contrario, el ser humano cree que cada hecho real es algo, o sea, cada elemento real lo cree como algo ajeno a ese mismísimo elemento real (la tierra la cree como propiedad o negocio, la vida la cree ya como un protagonismo de deseos creados, sus necesidades básicas las cree con trascendencia social, etc.)
miércoles, 22 de enero de 2014
Hay solo dos cosas que nunca obedecen ni obedecerán al ser humano -por mucho poder o ignorancia que tenga éste-, y son: la realidad y la razón. Por lo tanto, son las dos cosas únicamente objetivas, es decir, que el ser humano no puede corromper o manejar a sus intereses y antojos.
La realidad no tiene amigos ni la razón tampoco. A ningún animal se le ocurre decir que cree que la realidad es algo, sino la acepta sin concebirla con una concepción extrínseca o ajena a ella -por eso tiene un equilibrio exacto o natural-; por el contrario, el ser humano cree que cada hecho real es algo, o sea, cada elemento real lo cree como algo ajeno a ese mismísimo elemento real (la tierra la cree como propiedad o negocio, la vida la cree ya como un protagonismo de deseos creados, sus necesidades básicas las cree con trascendencia social, etc.)
La realidad no tiene amigos ni la razón tampoco. A ningún animal se le ocurre decir que cree que la realidad es algo, sino la acepta sin concebirla con una concepción extrínseca o ajena a ella -por eso tiene un equilibrio exacto o natural-; por el contrario, el ser humano cree que cada hecho real es algo, o sea, cada elemento real lo cree como algo ajeno a ese mismísimo elemento real (la tierra la cree como propiedad o negocio, la vida la cree ya como un protagonismo de deseos creados, sus necesidades básicas las cree con trascendencia social, etc.)
2 comentarios:
Tú no tienes que creer que tu mano es tu mano -mientras tu creer lo quiera, al cual tú obedeces-, sino saber que es tu mano.
He repetido ya cientos de veces lo mismo, pisoteado y censurado por ellos una y otra vez:
LA VERDAD NO EXISTE, NI EL BIEN NI LA ÉTICA NI LA CIVILIDAD NI NADA BUENO SI TÚ IMPIDES, TAPAS, DESPROTEGES, CENSURAS, OLVIDAS, DESATIENDES LO QUE ETERNAMENTE REQUIERE LA VERDAD O LA ÉTICA O LA CIVILIDAD: EL DEMOSTRAR RACIONAL, EL REBATIR RACIONAL
No cinco mil telecincos o canales-sures o antenas-trés o famosos chupando del cotorreo o tertulianos diciendo lo obvio o haciendo la pelota... ¡no!
Sí, para que haya cristianismo, lo primero es no censurar al mismo Jesucristo, ¡es evidente!;
para que haya razón, lo primero es no censurar a Galileo -o al que aplica las reglas racionales o demuestra-; para que haya democracia lo primero es no impedir jamás con monopolios de la libertad de expresión o de cualquier otro derecho.
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