Prejuicio: verdad de antemano dada por costumbres, por convencionalismos y por concepciones no analizadas racionalmente (así, la religión inevitablemente es un prejuicio, y los conceptos superiores de raza, de clase, de patria, etc.).
Gusto: todo el apego emocional (lo que nos sugiere simpatía o semejanza, y casi siempre a unos estereotipos mediatizados).
Fanatismo: respeto incondicional a algo -por un interés de algún poder- que debe ser defendido de un modo exhaustivo y exagerado (es ya el resultado de la fijación o de la obsesión por un tipo de perfección que mediáticamente se ha inculcado).
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