2- Crear problemas, después ofrecer soluciones (las de ellos).
3- La estrategia de la gradualidad (para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, hasta que se cansen de no aceptarla).
4- La estrategia de diferir (porque se acepte una decisión impopular se presenta como “dolorosa y necesaria” en un "sabemos que disentís, sí, pero... ¡hay que hacerla por nuestro futuro!").
5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad (cuando se intenta engañar, se tiende a adoptar un tono infantilizante. “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos").
6- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión (halagos, demagogia, batallitas, chistes o anécdotas, etc.).
7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad (así es, haciendo la vida imposible al que intente pensar o fomentar sabiduría -como es la cultura de verdad-).
8- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad (reírse mucho de nada, hablar de quién ha ganado el partido deportivo, ir mucho a televisión a que los vean, etc.)
9- Reforzar la autoculpabilidad (al modo de "la culpa la tenemos todos y, por eso, merecemos la situación").
10- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen (manejarlos con afectos y reparos como "madres" de la familia patria).
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