La realidad no tiene amigos ni la razón tampoco. A ningún animal se le ocurre decir que cree que la realidad es algo, sino la acepta sin concebirla con una concepción extrínseca o ajena a ella -por eso tiene un equilibrio exacto o natural-; por el contrario, el ser humano cree que cada hecho real es algo "determinado a porque sí para sus intereses", o sea, cada elemento real lo cree como algo ajeno a ese mismísimo elemento real (la tierra la cree como propiedad o negocio, la vida la cree ya como un protagonismo de deseos creados, sus necesidades básicas las cree con trascendencia social, etc)
sábado, 26 de diciembre de 2015
Hay solo dos cosas que nunca obedecen ni obedecerán al ser humano -por mucho poder o ignorancia que tenga éste-, y son: la realidad y la razón. Por lo tanto, son las dos cosas únicamente objetivas, es decir, que el ser humano no puede corromper o manejar a sus intereses y antojos.
La realidad no tiene amigos ni la razón tampoco. A ningún animal se le ocurre decir que cree que la realidad es algo, sino la acepta sin concebirla con una concepción extrínseca o ajena a ella -por eso tiene un equilibrio exacto o natural-; por el contrario, el ser humano cree que cada hecho real es algo "determinado a porque sí para sus intereses", o sea, cada elemento real lo cree como algo ajeno a ese mismísimo elemento real (la tierra la cree como propiedad o negocio, la vida la cree ya como un protagonismo de deseos creados, sus necesidades básicas las cree con trascendencia social, etc)
La realidad no tiene amigos ni la razón tampoco. A ningún animal se le ocurre decir que cree que la realidad es algo, sino la acepta sin concebirla con una concepción extrínseca o ajena a ella -por eso tiene un equilibrio exacto o natural-; por el contrario, el ser humano cree que cada hecho real es algo "determinado a porque sí para sus intereses", o sea, cada elemento real lo cree como algo ajeno a ese mismísimo elemento real (la tierra la cree como propiedad o negocio, la vida la cree ya como un protagonismo de deseos creados, sus necesidades básicas las cree con trascendencia social, etc)
2 comentarios:
El maltrato a la vida es comparable a todo el que maltrata la vida; el terrorismo es comparable a todo el que justifica el terrorismo; la injusticia es comparable a todo el que justifica o consiente -en mentalidad y en hechos- cualquier injusticia; la censura -o intolerancia- es comparable a todo el que intenta -o ve bien- callar a alguien en lo que sea; la manipulación es comparable a todo el que justifica mentir como información o como estrategia para defender intereses parciales.....
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NO HAY NADA INTOCABLE -ni los dioses-,. todo se expone a ser respetado o no respetado, a ser apreciado o despreciado (en libertad y no por la fuerza) , halagado o criticado, aceptado o renunciado, comparado o afeado o embellecido, ¡todo!
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Los que se conducen a través de la sinrazón, objetivamente son antiéticos y bárbaros; y también hacen "su cultura" (pues una u otra cultura siempre acompañó a cualquier pueblo o grupo de personas; así es, "cultura" es un modo de proceder grupal y nada tiene que ver ni con el bien ni con la razón). 6 de diciembre de 2014 La ética no se va a arrodillar nunca jamás a intelectuales españoles que aplican miles de destruccciones y se las justifican muy bien con todos los recursos sociales (de los 7 mil millones de personas que habitan el mundo y de los míos) para sus intereses adornados de astuto buenismos o para "sus seguimientos de destrucción"
6 de diciembre de 2014
En todo lo social, se bien califica o se mal califica -basta de ceguedad y de hipocresía-; puesto que, en los hechos sociales, no existe ni puede existir sustantivación aséptica o neutra -de la incivilidad o de la falta de ética-, sino existen siempre descalificables actores, acciones y consecuencias.
El mal o la sinrazón no puede esperar una buena calificación, sino -en honor a la verdad y por no mentir- una obligada descalificación, en coherencia. Sí calificar bien a la sinrazón es... aprobarla o cruelmente darle protecciones
16 de abril de 2014
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