Para que algo progrese o mejore, imprescindible u obligatoriamente ha de liberarse de algo, de algo que lo sujeta para que no avance en mejoría o para que no abandone su inmovilismo de antinatura.
Estas diferentes sujeciones son -considerando que unas se adaptan y otras no-:
- Tradición o costumbre -normalmente se adapta, por desinhibición-
- Ley -se adapta a veces, conforme al poder político, autoritario o no-.
- Mito -no es un gran obstáculo, pues llega a ser compatible con la libertad, si se acepta el conocimiento abierto y racional-.
- Tabú o superstición -esta sujeción es de las más peligrosas, ya que anula la razón a través de la fe ciega y el miedo-.
- Alineación de clase; sí, aun las ideologías son luchas de clases -es una sujeción que la sociedad tardará en superar, puesto que el rico o privilegiado busca siempre liberalismo o conservación de sus privilegios y, el desgraciado o pobre, busca protección o aperturas de reparto o de amparo social-.
- Religión o su jerarquía en comodidad inamovible -siempre impedirá la libertad de la mujer y es, además, una sujeción incontestable que se otorga a sí misma un poder o permanencia eterna; es muy difícil de vencer si se dogmatiza aún más sin autocrítica-.
- Desinformación por la acción mediática -sustituye la razón, la ética y conciencia por el rumor, el bla-bla interesado y la frivolidad; sí, machacando diariamente en la formación de niños y de gran parte de la sociedad muy sugestiva, es una sujeción claramente peligrosa-.
2 comentarios:
Muy claramente -con toda demostración-, Jesucristo se rebeló contra lo que se estaba haciendo de su propia religión, contra toda aquella jerarquía falsa que hablaba de su padre o de Dios.
Sí, lo primero que hizo Jesucristo fue desenmascarar toda aquella falsedad, de mercaderes, de privilegiados y de jefes que no tenían idea de la fe y de la práctica de esa fe. E hizo muy bien con rebelarse, y decir las cosas claras del corazón, no gustasen, ofendieran o lo que sintieran tantos falsantes.
Quizás fue el rebelde -por exigir o reclamar lo limpio- que más ofendió en aquel lugar de la historia; pero, era limpiamente su deber del alma.
Siempre sufre el mismo, el que nunca recibe de ti ni directa ni indirectamente alguna ayuda, porque jamás -con probación- has ayudado a lo que solo aporta en desprotección -algo nazi-.
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Si no permites, apoyas ni valoras a quien tanto ha estado sembrando razón-ética ¿qué beneficio haces al bien o a la razón-ética?
Esto es lo que esquivan muchos españoles UNA Y OTRA VEZ, y no se enteran, y no son conscientes ni en un ápice.
Siguen y siguen, al montaje destructor del buenismo perverso o de la confunsión de color de rosa, y no paran así de destruir.
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Si no permites razón ¿cómo va a haber razón?, H de la gran mierda; si no permites a Jesucristo realizarse en algo ¿cómo va a haber cristianismo?; si no permites que se vea la luz, ¿cómo se va a saber que está ahí?
Y así todo... ¡pero no lo permiten!, son duros de mollera puerca.
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En la sociedad, se construye y se destruye; en la vida, se construye y se destruye; y porque sigan los valores éticos, se construye y se destruye.
Pues la prueba infalible de que se construye es que se APORTA racionalidad y soluciones, ejemplaridad y desobediencia -denuncia- a las injusticias.
Sí, Jesucristo, Gandhi, etc. lo hacían, pero ¿con amabilidad los ayudariáis? No casi seguro, ya que es muy incómodo salirse del "silencio cómplice de los corderos" y el bien sin influencias -sin poder- a lo miserable no se reconoce.
Existe un "odio subconsciente" de no ayudar a lo que no es poder (gusta arrimarse a los grandes aunque sean corruptos, a los imponentes con violencia de injusticia -la peor-, a los influyentes, a los demagogos porque son reflejo de los que los escuchan, a los guaperas, a los de buena raza, del buen lo mismo, etc.)
2 de enero de 2013
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