--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

martes, 1 de mayo de 2012

5 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

En España, quien parezca muy malo puedes confiar en él porque es -casi seguro- bueno; pero quien parezca bueno, nunca.

José Repiso Moyano dijo...

BALANCE DE LO QUE SE HA DEMOSTRADO ÚNICAMENTE DE LA REALIDAD:

- Nunca una persona, a la cual le he verificado ética, ha sido valorada en España.

- Nunca una persona, a la cual le he verificado coherencia racional, ha sido ayudada en España.

- Nunca una persona que protege los derechos naturales, ecológicos o de todos los animales, ha sido ayudada en España.

- Nunca una persona que empezó -pues el valor está en el empezar a cambiar algo, no en el seguir unas reglas hipócritas- a defender los derechos de las mujeres fue respetada en España.

- Nunca un reconocimiento español ha ido a REPARAR a las víctimas del Franquismo o del mayor genocidio del mundo -en el contexto de la impunidad-.

- Nunca un reconocimiento español ha ido a REPARAR a las consecuencias del expoliante y sangriento colonialismo o del mayor exterminio indígena de toda la historia.

- Nunca España ha luchado como un pueblo -para reconocer, en una conciencia de único pueblo, sus errores-; sino, desde el principio, siempre a modo de organizaciones o de pueblos de taifas.

- Nunca España promovió ni defendió un movimiento cultural -nuevo, transformador u original mundial- debido a su aislamiento postmedieval y totalitarismo tradicionalista.

José Repiso Moyano dijo...

A mí me ha dado España lo mismo -exactamente igual- que lo que le dio Hitler a los judíos. Nunca me han permitido ¡nada!

José Repiso Moyano dijo...

Cualquier asesino o genocida, por seguro, tiene más ética y humanidad.

José Repiso Moyano dijo...

Ya se acabó el ser permisivo y complaciente con parte de lo que es totalmente cruel e impune.
Tengo que ser debidamente claro en denuncia ética con todas las crueldades buenizadas e injusticias, y empezando con las que me hacen objetivamente a mí para ser coherente.

Y el que no lo acepte contra mi palabra -en donde está mi alma u honor- a sucia conveniencia y chulería, que le den o que no me lea o que se pegue un tiro, no voy a chantajearme a mí mismo, ¡los chollos y rodeos se han acabado!

Siempre, los nazis solo saben valorar su nazismo (eso está determinado para siempre).