jueves, 7 de octubre de 2010
Toda armonía -el equilibrio- no está regida por el caos o por el "me da la gana", sino por unas reglas de orden -que se remiten siempre a un orden, o sea, rigurosamente racionales- a las que se les debe todo. Sí, a eso, tú puedes añadir sentimientos -los que quieras-, pero no puedes destruir eso mismo -porque provocarás sólo daños-.Lo que quema "lo orgánico".
3 comentarios:
Los animales, aunque tengan una aptitud primaria, se mueven netamente por reglas racionales (a las que no se extralimitan) de causa-efecto; es decir, sin que hayan causas gratuitas o caprichosas, y sin que hayan efectos gratuitos o interesados.
Tú puedes tener los sentimientos que te den la gana -también un perro los tiene, pues ¿acaso no siente él?- pero no puedes encadenar con ellos -juntos a sus intenciones y a sus actos- un desequilbrio en donde no lo había.
Por un interés religioso -no con mucha responsabilidad-, están los que dicen que tienen fe y... nada más -eso es lo que tienen, sí, con negacionismo de todo lo demás-.
Bueno, por una mínima responsabilidad, antes de tener esa fe -digo, cuando eran sólo niños-, ¿tenían o no tenían unos conocimientos como tiene cualquiera o cualquier ser vivo?
Lo que quiero señalar es que forzosamente los tendrían, ¡cierto!, tendrían ya un conocimiento básico de lo que era un ser humano -para distinguirlo- con respecto a un árbol o con respecto a una piedra, ¿no?; si no, lo confundirían.
Así es lo que es e insistiría, al modo del "pero se mueve" de Galileo, "pero lo tenían", ¡sí...!, tenían conocimientos tiren por donde tiren de lo que era el aire y de lo que era el agua.
Y de una manera u otra aun, sin duda, tienen ahora conocimientos del hecho que está bien "físicamente" y también del que está mal, y de quiénes práctican su misma religión y quienes no, y cuáles son las leyes que hay que cumplir y cuáles no, y quiénes son sus vecinos o sus padres y quiénes no, etc.
Toda capacidad, toda expresión de un ser vivo -emociones, intuiciones, códigos comunicativos, etc.- SÓLO NACE A PARTIR DEL CONOCIMIENTO -no del no conocer, no del "abracadabra", no del "me da la gana"-, de su conocimiento en concreto (a través de su conocimiento genético -que es un resultado de la naturaleza- y de su conocimiento inevitablemente adquirido por el efecto de la experiencia).
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