--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

viernes, 20 de noviembre de 2015

Toda persona, en su deber ético y en su responsabilidad por defender los derechos humanos y por no alimentar injusticias, ha de valorar bien con criterios lo más objetivos posibles -porque atiende siempre al que demuestra- y ha de darse cuenta -no dejándose manipular- de las dignidades individuales desprotegidas
No se puede promover un compromiso cristiano no atendiendo ni escuchando realmente a Jesucristo, sino a Barrabás. Y así es todo lo ético, no se puede ir de justo o de cívico o de demócrata o de no causar injusticias no ateniendo ni dignificando lo racional, sino lo contrario o conveniencias particulares.

Supongan que Dios no supiera valorar; pues ya todas las cualidades que tenga se envanecen o les están sobrando. Sí, saber valorar al mismo bien y a quien lo demuestra (con la razón-ética) es el no estar corrompido o deshumanizado, es no darle las espaldas a la luz.

2 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

En cuanto tú esquives a algo racional ya estás amparando tal esquivo, o sea, haciendo una apología del error; pero, sobre todo, en cuanto tú esquives al que demuestra a razón, a alguien con su/una razón no rebatida, ¡sí!, ya estás haciendo una apología del error.

Está más que claro, si tú esquivas a Galileo, ya aunque te den cien premios, aunque tengas cien licenciaturas, aunque lideres cien grupos culturales... ya estás haciendo una APOLOGÍA DEL ERROR, y te invalida todo lo que eres en conocimientos.

12 de noviembre de 2014


Hasta los cuarenta años -y aún también- me dediqué, de día y de noche -pues poco dormía para lo siguiente que digo- en crear bienes sociales (reconocer el esfuerzo racional, barreras a lo establecido a porque sí, romper el hielo en desigualdades sociales, dar pasos valientes en frenar costumbres crueles, el práctico no consentimiento de lo injusto, el no esquivar demostraciones, aclaraciones por la eliminación de prejuicios, etc) utilizando la totalidad de mis recursos vitales -incluso algunos de comer- mientras que, tales recursos, mis vecinos compraban grandes propiedades en vistas al futuro de sus bolsillos y mientras los escritores españoles los utilizaban en pillar únicamente para ellos por todos sitios con sumarse a sobreproteciones rastreras o con lameculismos incluidos

Así es, mis bienes sociales están ahí, en la sociedad, en los hechos, y todo el mundo inevitablemente los coge -sí, aunque no se quiera se cogen, porque están ya en el uso social y eso no depende de querer-. Por el contrario, pongo en claro que yo no he recibido ni la millonésima parte de nada, o sea, ¡nada jamás de ellos! Y no es solo eso, sino que me han quitado cada segundo vital digno, y los elementos también de ayuda que la misma naturaleza me los daría si no lo impidieran; y no solo eso, sino también los millones de segundos de felicidad que me han impedido, de vida mínima, de derechos humanos -que sí tuvo objetivamente por ejemplo Hitler-. ¡Qué fríaldad sin alma son! ¡Qué infinita crueldad!

José Repiso Moyano dijo...

AYUDAN DIARIAMENTE a los que destruyen, sin duda, sin una mínima duda racional. Pero ¿por qué? Pues, porque:
- Porque el mentiroso mediático tiene métodos de halago y de seducción; y la verdad o los principios éticos precisamente exigen lo contrario: el no utilizar trucos de halago, de chovinismo, de peloteo, de demagogia, etc. para no maquillar o disfrazar o confundir nada.
- Porque siempre el reprobar algo con ejemplarizada autoridad ética es "parar los pies" a alguien en sus errores; y, claro, a nadie o a ninguno de los que actúan con errores les gusta que les digan que tienen errores. Por eso, siempre se prefiere el que no reprueba nada, sino consiente, se hace cómplice -beneficiándose de "no molestias"- de ellos o, bien, se las chupa para destruir todo lo que se pueda.

- Porque la mediación -tirando a las complicidades y al borreguismo- o el rol de la actual mediación es servir a lo espectacular, a eso que llama la atención aunque no diga nada, sino que distrae, causa morbo o cachondeo mental o loqueo de masas -fanatismo-.

16 de marzo de 2013