--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

sábado, 20 de abril de 2013

¿ CUÁNDO SE UTILIZA LA DESGRACIA AJENA PARA PROPIO BENEFICIO ?
Si tú hablas de una desgracia, por obligado estás utilizando esa desgracia para solucionarla desinteresadamente o para cualquier beneficio tuyo. Para lo primero, la muestras y la demuestras tal como es -incluyendo documentos, imágenes, etc.- y das una solución racional; para lo segundo, hablas y hablas de ella mediáticamente -alimentando tu progagonismo o tu imagen-, descartando razones, descartando a quienes aportan razones y obsesionándote en tu visión inamovible de partido, de "ideal" inculcado o de grupo de poder al cual sirves.

4 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

El ser humano -también en menor medida los animales- es un ser de útiles, utiliza el lenguaje para comunicarse, utiliza el conocimiento del medio para cuidarlo, utiliza el conocimiento de las desgracias para difundirlas porque se afronten, etc.

Claro, eso se debe hacer éticamente, sin llegar a utilizar mentiras para alcanzar verdades, ni a acciones injustas para pretender alcanzar cosas justas.

José Repiso Moyano dijo...

Al mentiroso, le ayuda mucho o todo (fanatismo, grupos de poder, intereses de mercado, de manipulación o de dominación, etc.) a difundir su mentira; por eso el mentiroso cuenta siempre -con pillería- como tu colaboración para una nueva mentira suya.

Reflexiona: ¿Cuántas veces se ha simulado que ya hay justicia? y, sin embargo, nunca la ha habido.
¿Cuántas veces que algo significaba la paz mundial y nunca lo fue (la guerra de Irak, etc.?
Te creerás miles de cosas... siendo mentira total del poder.

José Repiso Moyano dijo...

Te creerás miles de cosas solo porque les interesa a un poder (cadena de Tve o de Hdp, poder religioso, partido de cerdos o político, sublimidades de mercado, abusos y dominación de intelectuales, etc.)

José Repiso Moyano dijo...

VALORAR es DEFENDER (defender libertad, justicia, dignidad, igualdad, paz, honradez, etc.) y, si no se sabe valorar, todo eso no se defiende. Por eso saber valorar es elegir entre un esfuerzo a un valor y muchas superficialidades que os meten hasta en la sopa, y os las tragáis... en cobardía moral.