--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

lunes, 20 de agosto de 2012

La época más "políticamente correcta" de toda la historia (basada en palabritas bonitas o correctas, rigurosidad de obediencia, no protesta, respeto exquisito a todo lo que implica poder, resignación y reverencia) fue precisamente la más oscura, la más retrógrada, involutiva e ignorante -se prohibía el libre conocimiento- que ha existido: la Edad Media.

Sí, por eso algunos quieren imitar eso y esconder gran parte de la realidad, y esconder la mitad de las palabras (injusticia, violación, tortura, humillación, indignidad, explotación, etc.): engañar por decreto -y, luego, decir por burla a la verdad "que se respeta"-.

¡No!, hay cosas que no tienen tanta bonitez y palabras QUE HAN DE USARSE y no son nada bonitas, sino son horribles ("injusticia", por ejemplo, es horrible). Pero se tienen que usar porque existen, o sea, esas palabras y lo que significan en hechos existen; y taparlas o exterminarlas... no es bueno porque, asimismo, se extermina lo que son en su mismísima realidad. La palabra recesión es horrible, pero no se puede esconder porque nadie actúe ante lo que significa -y así todo-. También la palabra complicidad es muy desagradable.

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

No se puede condenar y hacerle la vida imposible a una persona por lo que dijo (la libertad de expresión o existe o no; no puede estar deliberada por una inquisición ni estar aprobándose por el arbitrio de algo) , sino por lo que hizo, por sus hechos.
Nunca he impedido ni he sido intolerante con nadie.

La injusticia es, sobre todo, un desigual trato a una misma condición y a un mismo logro racional (así es, de un ser humano sólo se sabe que ha recibido injusticias en tales resultados, que "están ahi" o forman parte de los hechos ). Por lo tanto, objetivamente, la persona que más injusticias ha recibido es aquella que, a unos esfuerzos y con unos mismos derechos humanos, tiene resultados contrarios -para su dignidad- a los que cualquier otra persona. Y que tú no recibas las injusticias que recibió un ser humano no significa que no existan o que se eliminen, sino que en ti no; y a veces las pisoteas más en desprecio. Por ejemplo, en concreto a un mismo esfuerzo, uno en hechos -que se ven o demostrables- tiene algo en dignidad y otro, en consideración paria, humillación.
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A los más débiles SIEMPRE les toca perder los derroches, los descuidos y los abusos de imposición que SIEMPRE hacen los que tienen poder y privilegios. Pero a los débiles, ¿QUIÉN LOS DEFIENDE?, pues quien arriesga el alma y el pellejo por ellos, o sea, no se defienden desde la comodidad y con grandes lemas o palabritas o elegancias cómplices de los que se aprovechan de esconderlo todo, sino desde la implicación o desde el hondo compromiso. Tened en cuenta que siempre la primera respuesta de las injusticias es el servirse del silencio -hacer callar, ningunear, controlar y esconder informaciones, etc.

Pero, desde lo cómodo, sin arriesgarse a nada, sin sacrificio alguno, sin molestarse en nada, sin gritar o sin protestar decididamente, ¡nunca!