--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

sábado, 24 de octubre de 2015

El poder, con sus prohibiciones y proteccionismos, encauza la cultura, llevándola hacia la dirección más afín a la suya:  decide la educación, aplica el clientelismo, prohíbe o fortalece costumbres, maquilla y manipula todos los datos, estimula los medios más sumisos, reprime con la forma más disimulada la disidencia, etc.
La cultura es siempre un DISEÑO del poder, de los mismos intereses retomados siempre por conveniencias recurrentes de poder (conquistar, crear sumisos, ir a salvapatrias, etc.), de los intereses dominantes. Decidme una cultura y os diré que refleja fielmente las censuras religiosas de ese país, sus lobbys de poder y sus sinrazones de atavismos imborrables.

3 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

Por mucho que no lo creas aún sigue habiendo mil millones de hambrientos;
y por mucho que lo creas también.
Por mucho que defiendas a intereses dominantes-irracionales aún sigue habiendo mil millones de hambrientos;
y por mucho que eso niegues también.
Por mucho que buenices tu mentira mental -totalmente demostrable- aún sigue habiendo mil millones de hambrientos;
y por mucho que eso escondas también


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¿Quién es el educado?, ¿el que mira a los derechos humanos o el que mira hacia otra parte?

La gente ayuda al que se llama Vicente (como resultado de un placebo mediático)
¿Quién es el educado?, ¿el que se arrodilla -vendiendo sus valores- para ganar premios o el que no se arrodilla aunque le quiten su pan y sus recursos?
¿Quién es el educado?, ¿el que se educa para consentir y para engañar con buenismo pillo o el que con toda su resistencia y fuerzas por dignidad no cede por la razón a ése mal?

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¿Cuántas maneras de maltratar a una mujer hay? Por supuesto, ¡muchas!
Pues, evidentemente los poderes consiguen para quitarse obstáculos.... ¡muchas maneras de matar!
Ve y te arrodillas más ante ellos como estás haciento siempre, ¡sinvergüenza!, ¡qué más da!

José Repiso Moyano dijo...

Una persona DESDE EL BIEN (o desde la razón), tras demostrar que un bien fundamental ha sido pisoteado o exterminado, tiene todos los infinitos derechos (existentes o por existir)) a insultar miles de millones de veces (y, encima por hacerlo, manteniéndose infinitamente santo o ético) por DESAPROBAR, IMPEDIR, CONDENAR o no darles facilidades al mal.
En cambio, una persona desde la insistencia de un error o DESDE LA SINRAZÓN no tiene porque exigir nada, y no tiene por qué impedir o condenar nada bien justificado; por lo tanto, no tiene ni un átomo de derecho a insultar a nadie ni a nada. Así es esto de limpio y de decente.

José Repiso Moyano dijo...

A mí España -el único país que pisotea sistemáticamente todos los derechos humanos- no me ha dado nada desde el primer segundo que nací; y, además de eso, NUNCA me ha permitido nada, ni realizar algo de vida, ni vivir un segundo digno, ni nada. Juro que absolutamente todos mis derechos humanos me los han exterminado cada segundo de mi vida, sin quitar ni uno, todos los segundos. China ni Corea del Norte no pisan tanto los derechos humanos, sino ellos. No, nunca la crueldad máxima la aplica un genocida -que siempre a bien paga su crueldad-, sino ellos -a los cuales se les premia su crueldad encima, que significa la burla o el exterminio del bien mismo-. Pues he comprobado, desde que nací, que nunca jamás han aplicado un átomo de justicia, ni de ética ni de personas -de verdad personas- con un mínimo de corazón. ¡Monstruos!

No puedes ser cómplice de que te exterminen la dignidad.


En España se alimenta y se promueve todo tipo de corrupción y terrorismo.

El que lucha contra las sinrazones es, objetivamente, quien hace el bien en el mundo; y, siendo así, debe -en un imperativo ético- tener todo tipo de protección que exista

Pero ocurre lo contrario, exactamente lo contrario ante los escritores españoles del diablo, corruptos de ética; pues lo podrido tiende siempre a pudrirse con todos los mecanismos de contumaz engaño y juego sucio, hasta lograr pudrir todo lo que pueda. Ellos impiden, tapan, matan la protección del bien-razón, anestesian, premian a lo destructivo siempre