--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

domingo, 14 de mayo de 2017

LOS INTELECTUALES ESPAÑOLES (aunque no lo reconozcan) YA ESTÁN ADIESTRADOS.
Todo (de lo que tenga algún poder: capacidad de imponer alineadamente) adiestra a su favor irracional, Twitter adiestra, Facebook adiestra, un gobierno adiestra, una editorial adiestra, una televisión adiestra, una multinacional adiestra....
y, por desgracia, lo que objetivamente no adiestra está sin servir a nadie -sin estar de rodillas a nadie-, a contracorriente, desprotegido (siempre sin derechos) y aplastado por todos.
Cada ciudadano (de los 7 mil millones del mundo) está presionado irrebatiblemente por la presión mediática o por algún poder; pero, por la razón limpia a solo razón, ¡jamás! (a ella no le dejan ni las lágrimas).

4 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

Que estén adiestrados los ultragenocidas escritores españoles no es el gran problema, sino que exterminen a mentiras y a robo de recursos vitales al que sí tiene derecho a vivir, como ellos. O por lo menos a respirar un segundo, ¡que ellos han respirado ya muchos, ¡objetivamente a lo nazi!

José Repiso Moyano dijo...


Sin rodeos y directos a la mismísima verdad, luchar contra cualquier sinrazón durante toda tu vida supone mucho sufrimiento y una reducción de muchos beneficios vitales (derechos, protecciones, rentabilidades por simpatías con el poder o con tendencias dominantes, eso, repartos de sus botines, mínimo desgaste al no encararte por la verdad al grato lameculismo o complacencia, etc.)
Porque, al luchar contra una sinrazón premiada o amparada socialmente, tú pierdes toda protección, tienes que renunciar a demasiadas métodos usados habitualmente - y que a los demás benefician- y, a eso, tus recursos dignos de supervivencia se destinan siempre por un mayor desgaste

Mientras, el que se alía con una sinrazón, todo eso se lo evita, tiene toda la vida beneficios y mínimas dificultades de esa sinrazón, y además incontables facilidades porque ninguna protección pierde y a nada tiene que renunciar y sus recursos de supervivencia ya los dedica a tener éxitos, trepando muchos escalones socialmente.

9 de diciembre de 2015

José Repiso Moyano dijo...




Hasta los cuarenta años -y aún también- me dediqué, de día y de noche -pues poco dormía para lo siguiente que digo- en crear bienes sociales (reconocer el esfuerzo racional, barreras a lo establecido a porque sí, romper el hielo en desigualdades sociales, dar pasos valientes en frenar costumbres crueles, el práctico no consentimiento de lo injusto, el no esquivar demostraciones, aclaraciones por la eliminación de prejuicios, etc) utilizando la totalidad de mis recursos vitales -incluso algunos de comer- mientras que, tales recursos, mis vecinos compraban grandes propiedades en vistas al futuro de sus bolsillos y mientras los escritores españoles los utilizaban en pillar únicamente para ellos por todos sitios con sumarse a sobreproteciones rastreras o con lameculismos incluidos

Así es, mis bienes sociales están ahí, en la sociedad, en los hechos, y todo el mundo inevitablemente los coge -sí, aunque no se quiera se cogen, porque están ya en el uso social y eso no depende de querer-. Por el contrario, pongo en claro que yo no he recibido ni la millonésima parte de nada, o sea, ¡nada jamás de ellos! Y no es solo eso, sino que me han quitado cada segundo vital digno, y los elementos también de ayuda que la misma naturaleza me los daría si no lo impidieran; y no solo eso, sino también los millones de segundos de felicidad que me han impedido, de vida mínima, de derechos humanos -que sí tuvo objetivamente por ejemplo Hitler-. ¡Qué fríaldad sin alma son! ¡Qué infinita crueldad!

12 de noviembre de 2014


Una persona DESDE EL BIEN (o desde la razón), tras demostrar que un bien fundamental ha sido pisoteado o exterminado, tiene todos los infinitos derechos (existentes o por existir)) a insultar miles de millones de veces (y, encima por hacerlo, manteniéndose infinitamente santo o ético) por DESAPROBAR, IMPEDIR, CONDENAR o no darles facilidades al mal.
En cambio, una persona desde la insistencia de un error o DESDE LA SINRAZÓN no tiene porque exigir nada, y no tiene por qué impedir o condenar nada bien justificado; por lo tanto, no tiene ni un átomo de derecho a insultar a nadie ni a nada. Así es esto de limpio y de decente.

10 de diciembre de 2015

José Repiso Moyano dijo...


Uno respeta a lo irracional de ellos llegado a un límite; si tú pegas a tu hijo durante unos días siempre -si es bueno- te lo perdonará o lo dejará pasar pero, si lo maltratas durante toda su vida, cada segundo (como el respeto que he rebibido yo de los españoles) derecho tiene a no respetarte jamás.
Si un perro es apaleado durante toda la vida por ti, pues no "perdonará" aprobar eso y seguir contigo para seguir y seguir apaleado; esto es, no es que el perro, encima de maltratado, sea rematado con otro maltrato al calificarse de asesino recoroso, no (eso sólo sale en las películas), sino que "sencillamente" no quiere más apaleos porque le son, digamos, incómodos, no muy atractivos, o... no muy apetecibles.
Y por eso, así es, te manda a la mierda no por tu mal, no, sino por tu bien, para que seas feliz con tu mierda, para que lo pases bien allí, con tu mismísima e ilustrísima mierda.

miércoles, 29 de octubre de 2008