--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Ante un libro tiene un niño el riesgo de ser manipulado y, ante un medio de comunicación, también. El aprendizaje a través de otros seres humanos siempre adoctrina  en forma de  inculcación de intereses dominantes  de una cultura.
Un aprendizaje inteligente jamás se hace por leer mucho o por adquirirse conocimientos a mansalva, sino por una capacidad crítica por poner a prueba cada conocimiento antes de darlo por válido -porque sea racional-. En probación, es infinitamente falso que un pueblo leído es menos engañado o manipulado, pues las grandes y atroces manipulaciones se han hecho sobre los pueblos más leídos. Sí, Alemania era precisamente -a primeros del siglo pasado- el pueblo más culto y, en cambio, fue el que más cayó en el engaño y en la inconsciencia -al igual que Japón en Asia-
También, la lectura masiva es casi siempre interesada (p. ej., la lectura del Corán por el mundo islámico)  y es que lo pide una demanda chovinista o de hacer al fin -desalmadamente, en ansiedad de avaricia-  negocios ejecutando informaciones-armas que los pobres no tienen.
Hay que considerar que cuando lees mucha desinformación (o sea, información basura), objetivamente estás lleno de mucha desinformación. Eso es lo que ocurre actualmente, que la mediocridad (al tener menos contención o precaución ética en el adquirir poder y sus recursos) tiene la mayoría de los medios comunicativos o lectivos... para sus andadas. Así es, es peor ese fatal remedio que la "enfermedad" misma de la ignorancia. A sabiendas de que ningún ser vivo es ignorante. Sí, una sabiduría natural ya estaría libre de todo ese putrefacto montaje. Es mejor no leer tanto; pero, lo mínimo que se lea, que vaya para limpiar, y que no esté  CONTAMINADO.

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

PARA HALLAR LA VERDAD HACE FALTA:

.- Valorar -con prioridades y no con negacionismo- todo tipo de conocimiento; sí, hay que tener una mente abierta hacia él, sin miedos y sin cerrazones al conocimiento que crees prohibido -puesto que el conocimiento nunca se prohíbe-.
- Cuestionar -aplicando siempre la duda racional- todo; pues nada es de antemano -sin demostrarlo- verdad. Y cuestionarte a ti mismo las afirmaciones. No sostener un prejuicio.
- No admitirla si posee alguna incoherencia; porque se puede justificar por un fin a pesar de una incoherencia de fondo.
- Situarla en su contexto propio; ya que todo tiene una naturaleza y un contexto que la distingue o la condiciona, y una verdad cualquiera también.

- En conciencia -y no en conveniencia- aceptarla.