--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

jueves, 6 de septiembre de 2012

Una persona LUCHA según las PROTECCIONES que tiene, en esto consiste solo la dificultad de la lucha.
Uno cualquiera puede vivir pobre en una tribu, pero tiene protecciones en ella; uno cualquiera puede luchar por una causa justa, pero ya cuenta con unas comodidades de protección que le hacen -objetivamente- fácil su lucha.
Las protecciones se "compran" o se reciben a cambio de:
- obedecer las costumbres a costa del sentido crítico y de la conciencia de los valores éticos,
- alinearte por defender solo los intereses creados de esa alineación,
- consentir las injusticias que crean los poderes fácticos o dominantes para que no tengas problemas con ellos y sí unas compensaciones de soborno ético o de complicidad.

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

Todo el bien coherente y todo lo cruel se evita con un SABER VALORAR; pero, para valorar algo, has de tener el imperativo de solo atender y proteger a quien demuestra el valor de las cosas.

En España, sí, todo sigue igual, todos protegen a la mediocridad: el decir del mediático vale más que el que demuestra, los intereses turbios que esclavizan más que las causas que liberan.
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Si valoras más la verdad que dice un mediático que la que dice un humilde que se esfuerza con ética, pues eres irresponsablemente malvado o perverso (al pan, pan; y al vino, vino). Y ya no vale truco.

Si tú descuidas tu patio y, por eso, se llena de mierda y de mentiras, entonces ¡no eches la culpa a nadie!, solo a tu crueldad -por ti permitida-; por dejar pasar en tu descuido ético.

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Si tú DESCUIDAS muchas cosas éticas y de COMPROMISO, siempre eso lo paga alguien.

El poder siembra la inconsciencia porque, con sus instrumentos de demagogia y de proteccionismo de lo que le es más rentable, no puede evitarla. Lo que ocurre es que la mayoría ya está educada para ayudar al poder -por trucos de "patria", por lavado de cerebro mediático y por la paternidad moral que asumen de él- y, así, enferman también de inconsciencia.