--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

lunes, 11 de febrero de 2013

Algo se acepta o no se acepta, se utiliza o no y también se ayuda o no porque el ser humano decide el sí o el no libremente, por cambiar las cosas conforme a una responsabilidad, a unos valores y a su felicidad.
Pero tan importante es el decir sí como el decir no, dependiendo de lo que se trate: hay un deber ético de sí y un deber ético de no -de desaprobación, de rechazo o de renuncia-.

2 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

En la vida no se trata de ser positivo -de decir a todo sí como un loco-, sino de saber renunciar a lo que colabora -a veces simpáticamente- con lo inmoral.

José Repiso Moyano dijo...

Hay algunos intrépidos estúpidos de daño sin fin que siguen en lo mismo.

Sí, pues hay cientos de cosas muy importantes y aparentemente imprescindibles.

Claro, HAY MUCHAS DEFENSAS: hay que defender a la familia, hay que defender a las instituciones, hay que defender a la vida, hay que defender a la naturaleza, hay que defender a la verdad, hay que defender a la patria, hay que defender a la arquitectura, hay que defender a la política, hay que defender a la policía, y un largo etcétera o cientos.

Pero, ¿cuáles de ellas son las prioritarias?

Pues eso es la sensatez o eso es la inteligencia ética.

Bien, para saber cuáles son las prioritarias se debe pensar quiénes no las utilizaría un desalmado o un dictador; y ésas que no, pues serían las prioritarias, puesto que serían las contraproducentes a su mal mismo.

Veamos, el dictador siempre diría que las prioritarias son: la patria, las instituciones, la obediencia a la imagen de él y el país.

Pero un fondo desalmado nunca diría que son los derechos humanos, la vida y la naturaleza, la protección de la verdad -para actuar conforme a la realidad- o los valores éticos.

Pues, ya está, estas son precisamente las defensas prioritarias, las que nunca haría el fondo desalmado o cruel o injusto -¡solo las haría irrebatiblemente el bien!-.

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De mis millones de esfuerzos, por ejemplo, jamás han protegido alguno -son fusilables o ¡zas! exterminables-; pero, si ellos solo han tenido un esfuerzo es sobreprotegido hasta en su primer átomo y hasta por los dictadores.

Sí, por cada esfuerzo que ellos tienen yo tengo irrebatiblemente millones; pero ellos se llevan o roban más fruto, así es este claro nazismo practicado por ellos.

¡Jamás les ha importando ni ética ni corazón ni nada!

A mis esfuerzos jamás han protegido ni un átomo de nada.