--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

jueves, 3 de febrero de 2022

HONRARÁS SIEMPRE A LA VERDAD: ¡Y LO DEMÁS SOLO ES VÁLIDO COMO AÑADIDURA!

Me siento humillado siempre porque todos vosotros defendéis siempre a lo contrario de la verdad. Sí, honrarás siempre a la verdad, y lo demás que sea nada más que añadidura o lo que se quiera según pareceres. Si tú quieres el bien, no elijas otra cosa ya impregnándose en mentiras, ¡jamás! O sea, que no te atrape “otra cosa”, ¡jamás!

A una persona, en cuanto no sabe valorar, lo primero que le pasa es que no sabe crear bien, ¡obvio! El que no sabe valorar la Naturaleza, en consecuencia la Naturaleza solo recibe daños de muy diversos modos de él, sí, es como si le hiciera la vida difícil, imposible e indigna a la Naturaleza. Y si no sabe valorar la vida, ocurre igual. Y si no sabe valorar la racionalidad, ocurre igual.

El que no sabe valorar, siempre y sin remedio está premiando o beneficiando a un error, al que idolatra o halaga como si estuviese autoengañado o manipulado o encegado contra cualquier responsabilidad o conciencia. El que no sabe valorar está como insano, corrompido o condenado a degenerarse en el dar íntegramente lo correcto o lo sensato a cualquier cosa, es decir, no dando a su entorno o a nadie algo que sea limpio en ética o en dignidad.

El que no sabe valorar, también, NO SE ENTERA de nada, carga con una especie de estupidez (autocreada en parte) con la cual no se entera de qué va la realidad o algo importante. Sí, ahí actúa no enterándose de las consecuencias que determinan sus actos, es como una autotoxicidad o como una paranoia de caverna o de mala leche que no afronta ni lo sabe hacer (el que no sabe valorar, sin darse cuenta a veces falsea su vida).

En consideración, hay muchas presiones en la sociedad que influyen para que alguien no llegue a enterarse de qué dice o qué hace realmente, por seguro, y una de ellas es la DESINFORMACIÓN; pero, aunque exista tanta desinformación, eso no exime a un ser humano de su obligación de no dar males a su entorno o de ser consciente de sus actos.

En fin, al final (en un justificar daños y errores) recurrirá a cierto victimismo: y así dirá que las circunstancias le han obligado a ello, como dando a entender que solo es una marioneta de las circunstancias (con su “yo” neutralizado o utilizado por otros).

Pero, seamos claros, ya el que cuida su mente de todo lo tóxico y la educa para un saber elegir unas prioridades, en cualquier circunstancia, en consecuencia sabrá valorar bien, y sí siempre estará enterado al fin de qué va el asunto de cada realidad que vive. En verdad, así será una persona sensata, consciente y no manipulable por cualquier sinrazón o desinformación o mal.

Eso tiene que estar claro; porque, el que no sabe valorar, nunca, nunca entiende lo que es razón, ni nunca entiende lo que es respeto (de verdad), ni nunca entiende lo que es educación (de ésa no falsa o de verdad), ni nunca entiende lo que es ayudar a los más débiles de la sociedad, ni nunca entiende lo que es facilitar una buena cultura o un buen conocimiento a un pueblo…. ¡ni entiende nada! ¡Nada!

José Repiso Moyano

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