--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

sábado, 28 de septiembre de 2019

Si Galileo  no hubiera dicho aquélla verdad demostrada, todos hubieran seguido con una sinrazón muchos años más. Sí, si la luz no entra en un sitio, siempre en tal sitio harán muchas cosas, premios, organizaciones distinguidas, solemnes obras, profesionalidades, etc., pero lo que pasa es que por seguro las harían sin luz (en confusión, en sinrazón). Algo de eso queda en todos con respecto a "LO ÉTICO", que jamás la sociedad lo tiene en claro y sí en turbiedad,  en conveniencias o en ambivalencias.
EN EL INTERIOR HUMANO, EL ERROR GRANDE SE COME AL CHICO E INCLUSO A LA VERDAD
Para saberlo ya de una vez, la ética lo primero que debe cumplir es que no sea irreal, o sea, ha de ser en esencia fáctible, realizable, racional o consecuente con la realidad que transcurre. Por eso, jamás sería ético una ética ideal, irrealizable, fantástica, soñada, esperable, etc., sino solo la ética real, que es real, velando solo por la realidad y asumiendo todos los problemas de la realidad. Así es, en verdad.

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

Hay solo dos cosas que nunca obedecen ni obedecerán al ser humano -por mucho poder o ignorancia que tenga éste-, y son: la realidad y la razón. Por lo tanto, son las dos cosas únicamente objetivas, es decir, que el ser humano no puede corromper o manejar a sus intereses y antojos.

La realidad no tiene amigos ni la razón tampoco. A ningún animal se le ocurre decir que cree que la realidad es algo, sino la acepta sin concebirla con una concepción extrínseca o ajena a ella -por eso tiene un equilibrio exacto o natural-; por el contrario, el ser humano cree que cada hecho real es algo "determinado a porque sí para sus intereses", o sea, cada elemento real lo cree como algo ajeno a ese mismísimo elemento real (la tierra la cree como propiedad o negocio, la vida la cree ya como un protagonismo de deseos creados, sus necesidades básicas las cree con trascendencia social, etc)

Todo lo que digan los humanos, al margen de la razón (toda justicia o todo capricheo guiado por poderes, costumbres o por intelectuales falso-vividores siempre a costa del bien, al cual machacan) es mentira; o sea, solo objetivamente sinrazones.