--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

martes, 5 de enero de 2016

Hay quienes tienen construida la psicología con un noventa por ciento de tópicos y de falsedades; pero ocurre que son los que están, tras el escudo de su miserable grupo de poder, instruyendo en medios de comunicación, en foros, etc. Es decir, rige la mierda dando clases de... excelencia.  Y miles de tontainas, ingenuos o simplemente engañados inconscientemente los protegen -al modo irracional de que las ovejas protegieran al lobo-.
Te puedo demostrar que el 90 por ciento de las informaciones que aceptas son totalmente falsas; es decir, te estás haciendo -como persona- a falsedad, a consentimiento tuyo miserable.

2 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

El que no conoce una verdad, solo es un ignorante con mucha inocencia; pero, el que desprecia o desprotege una verdad, ya destruye sin alguna inocencia, es decir, impide la verdad y usa interesadamente la mentira. ¡Esa es la diferencia!

El ignorante hasta ignora los conocimientos del engañar; pero, el que conoce con poder, selecciona casi siempre conocimientos interesados y, así, no los hace coherentes o los desracionaliza.

16 de febrero de 2014

José Repiso Moyano dijo...

El bien en la sociedad es una obligación (lo mismo que para la conducción de autos es el saber conducirlos) que remite al imperativo o necesidad natural -la que rige en la naturaleza-, y no una distorsión o desequilibrio que solo mueven los intereses de poder (intelectual, económico, político, religioso, etc.).

No es que deban existir más bienes que males y celebrarlo a la euforia loca así en conformismo contemplativamente -para ir justificando cualquier hecho-, sino la máxima reducción de los males-sinrazones o la reducción máxima y, si es posible, todos.

11 de abril de 2014

En todo lo social, se bien califica o se mal califica -basta de ceguedad y de hipocresía-; puesto que, en los hechos sociales, no existe ni puede existir sustantivación aséptica o neutra -de la incivilidad o de la falta de ética-, sino existen siempre descalificables actores, acciones y consecuencias.

El mal o la sinrazón no puede esperar una buena calificación, sino -en honor a la verdad y por no mentir- una obligada descalificación, en coherencia. Sí calificar bien a la sinrazón es... aprobarla o cruelmente darle protecciones

16 de abril de 2014