Hay solo dos cosas que nunca obedecen ni obedecerán al ser humano -por mucho poder o ignorancia que tenga éste-, y son: la realidad y la razón. Por lo tanto, son las dos cosas únicamente objetivas, es decir, que el ser humano no puede corromper o manejar a sus intereses y antojos. Por eso son las dos únicas cosas que son INENGAÑABLES.
La realidad no tiene amigos ni la razón tampoco. A ningún animal se le ocurre decir que cree que la realidad es algo, sino la acepta sin concebirla con una concepción extrínseca o ajena a ella -por eso tiene un equilibrio exacto o natural-; por el contrario, el ser humano cree que cada hecho real es algo "determinado a porque sí para sus intereses", o sea, cada elemento real lo cree como algo ajeno a ese mismísimo elemento real (la tierra la cree como propiedad o negocio, la vida la cree ya como un protagonismo de deseos creados, sus necesidades básicas las cree con trascendencia social, etc)
Todo lo que digan los humanos, al margen de la razón (toda justicia o todo capricheo guiado por poderes, costumbres o por intelectuales falso-vividores siempre a costa del bien, al cual machacan), aunque lo diga en nombre de la ciencia o de otros poderes, es mentira; o sea, solo objetivamente sinrazones.
Todo lo que digan los humanos, al margen de la razón (toda justicia o todo capricheo guiado por poderes, costumbres o por intelectuales falso-vividores siempre a costa del bien, al cual machacan), aunque lo diga en nombre de la ciencia o de otros poderes, es mentira; o sea, solo objetivamente sinrazones.
2 comentarios:
Si no estás con los medios, no existís. Si no estás con todas las grandes cortinas de humo que mueven el mundo (o lo tapan), no existís. Más claro lo digo: si no estás con los grandes discursos o temas que imperan ( e imperan mafiosamente porque tienen poderes para hacerlo; si no, no imperarían siquiera ni un segundo), no existís.
Pero esto no salva la verdad jamás, o sea, no se dirige a la verdad jamás (es solo una putrefacción sumada de todo lo que se dice en el mundo, sí, un resultado). Y amén de los que solo son peones serviles a eso, indignantes.
Si no estás con la grandísima CORRIENTE de grandísimas retóricas que imperan porque pueden imponerlas sin ningún respeto a posible ética ni a nada (porque forzosamente imperen), pues ahí te quedas, ¡sí!, pisoteado, silenciado, ninguneado y exterminado con sus infinitos EXTERMINIOS en flor del Mal!
Supongan que un coche es la sociedad.
Pues Dios te diría -«Cambia el embrague que está mal»
Y la sociedad contestaría:
-«No pienses en la parte negativa de todo, mira la parte bonita del coche, el volante es precioso, rosita, brillante, perfecto…»
Y Dios o lo Correcto respondería:
-¿Que decís, cabrones?, ¡no entendéis ni un átomo del bien!, ¡ni uno!
Pues eso es lo que pasa exactamente en la sociedad, que no entiende ni quiere entender nada, anclada en sus prejuicios y en su LENGUAJE (poso de malos hábitos), que es el mayor escondite de todos los males.
Exacto, nunca jamás hay que mirar la parte positiva absolutamente de nada, ni la parte que te digan, ni la parte que se vende mucho, ni la parte conveniente, ni la parte que en APARIENCIAS es la mejor, sino hay que mirar a la realidad y a tu responsabilidad, a tu error y al error irracionalmente buenizado en cualquier contexto real de la vida para repararlo o subsanarlo y, así, determinar por ti una mejora-bien. Un paso no falso.
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