viernes, 20 de febrero de 2015

Toda persona, en su deber ético y en su responsabilidad por defender los derechos humanos y por no alimentar injusticias, ha de valorar bien con criterios lo más objetivos posibles y ha de darse cuenta de las dignidades individuales desprotegidas -o que se pisotean-
No se puede promover un compromiso cristiano no atendiendo ni escuchando realmente a Jesucristo, sino a Barrabás. Y así es todo lo ético, no se puede ir de justo o de cívico o de demócrata o de no causar injusticias no ateniendo ni dignificando lo racional, sino lo contrario o conveniencias particulares.

Supongan que Dios no supiera valorar; pues ya todas las cualidades que tenga se envanecen o les están sobrando. Sí, saber valorar al mismo bien y a quien lo demuestra (con la razón-ética) es el no estar corrompido o deshumanizado, es no darle las espaldas a la luz.

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

AYUDAN DIARIAMENTE a los que destruyen, sin duda, sin una mínima duda racional. Pero ¿por qué? Pues, porque:
- Porque el mentiroso mediático tiene métodos de halago y de seducción; y la verdad o los principios éticos precisamente exigen lo contrario: el no utilizar trucos de halago, de chovinismo, de peloteo, de demagogia, etc. para no maquillar o disfrazar o confundir nada.
- Porque siempre el reprobar algo con ejemplarizada autoridad ética es "parar los pies" a alguien en sus errores; y, claro, a nadie o a ninguno de los que actúan con errores les gusta que les digan que tienen errores. Por eso, siempre se prefiere el que no reprueba nada, sino consiente, se hace cómplice -beneficiándose de "no molestias"- de ellos o, bien, se las chupa para destruir todo lo que se pueda.

- Porque la mediación -tirando a las complicidades y al borreguismo- o el rol de la actual mediación es servir a lo espectacular, a eso que llama la atención aunque no diga nada, sino que distrae, causa morbo o cachondeo mental o loqueo de masas -fanatismo-.

16 de marzo de 2013

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