Una maravillosa idea es algo subliminal del deseo hipócrita o no que no garantiza nada. Así es, la no esclavitud que idealizaba el cristianismo ha tardado dos mil años en tormarse en serio; y, precisamente cuando más cristianismo se pregonizaba -en la evangelización colonial del siglo XIX-, aún más esclavitud se impuso . Esto demuestra que solo el ser humano estrictamente equilibrado y racional garantiza la aplicación de una buena idea; lo demás no.
No es lo importante el hacer ideas, sino el hacer personas.
No es lo importante el hacer ideas, sino el hacer personas.