Nadie tiene derecho (ni un poderoso, ni un sabio, ni un político, ni un poeta siquiera ni su p. madre, ni tú... ¡ni nadie!) a generar en la sociedad unas VALORACIONES que beneficien a alguna SINRAZÓN o MENTIRA o ASOCIAL INSENSIBILIDAD (en el valorar solo aportación dificilísima de razón-ética), por las cuales siempre la misma sociedad se determina.
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