jueves, 24 de septiembre de 2020

 A la verdad hay que ayudarla a que ninguna mentira la impida.

               Y jamás se ayuda:
Confundiendo (no demostrando pero no dejando demostrar, aceptando lo no claro o la sinrazón y dando prioridad a lo no racional para que lo racional-ético se postergue y se debilite).
Dando de lado al que la demuestra por "otra cosa" 
Premiando o sobreprotegiendo a entretenimientos, a valoraciones dominantes o a intereses de poder para que sirvan de instrumentos que alejan a lo esencial o a la razón-ética.
Permitiendo un modo de valorar sobreprotegido-tiránico, sí, esto en donde sea (literatura,  arte, política, etc) ya es una sinrazón, una objetiva insensibilidad-cobardía, un adiestramiento (que eso es imposición) del pensamiento-cultura.
Se esconde un camino verdadero porque muchos intereses y muchas interesadas personas   no quieren que se vea.  Se debilita o no se protege tal camino lo correcto o lo suficiente porque se sobreprotegen ya otros caminos (por lo que se llevan ellos todos los recursos o medios irracional o injustamente).
Una persona LUCHA según las PROTECCIONES que tiene, en esto consiste solo objetivamente la dificultad de la lucha. Cualquier intelectual español siempre dispone de muchas protecciones; por ello, no hay mucho esfuerzo de verdad. Sí, uno cualquiera puede vivir pobre en una tribu, pero tiene protecciones en ella; uno cualquiera puede luchar por una causa justa, pero ya cuenta con unas comodidades de protección que le hacen -sin duda racional- fácil su lucha. Las protecciones se "compran" o se reciben a cambio de: - obedecer las costumbres a costa del sentido crítico y de la conciencia de los valores éticos, - alinearte por defender solo los intereses creados de esa alineación, - consentir las injusticias que crean los poderes fácticos o dominantes para que no tengas problemas con ellos y sí unas compensaciones  (puertas abiertas, facilidades,etc) de soborno ético o de complicidad.

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