La verdad está hecha para nunca negar ni anular (censurando, prohibiendo, etc) la realidad; por eso siempre es limpia a juego limpio e infinitamente ética, ya duela a los antiéticos, éstos la califiquen de agresiva o también de deportista o de dura o de rumbera (¡qué más da!, ¡qué más dan palabras irracionales!).
Lo que molesta no es la luz, sino lo que molesta es lo que la niega; lo que no la quiere por un interés suyo o arbitrario o egocorrupto (sí, a conveniencias o a caprichos testarudos creándose oscuridades-injusticias).
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