domingo, 17 de diciembre de 2017

La MALDAD o la crueldad no la tiene lo que es inevitable (Naturaleza, estar vivo, la luz, etc), sino siempre LA TIENE ÉSE QUE FAVORECE al estado fatalmente inamovible de todo eso que es evitable, impidiendo la razón (que es la única capacidad de la voluntad para que se actúe ahí) e impidiendo también ayudar a quien aclara, mueve o hace objetiva la razón.
En realidad, el bien les choca a todos (más inconscientemente), pues no está a la carta de los intereses que educan masivamente en la sociedad con muchos medios interpretativos o intencionados o con una sinergia favoretista sobremanera a tales intereses.

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

Reconocer al que te conviene es no reconocer (por eso "tu reconocer" está alineado, no tiene conciencia). Pensar lo que te conviene no es racionalidad (es solo un exponer de tu egolatría). Conocer lo que te conviene no es sabiduría-inteligencia (es solo tu entendimiento sesgado de todo, "tu verdad" o "tu irresponsabilidad" que te aísla de la verdad o de la responsabilidad-ética).
Contrastar racionalmente con el que te conviene es sinrazón; por eso tu contrastar no es racional. Que desees que tengan los DD.HH. los que te conviene es discriminación; por eso tú no deseas los DD.HH. Que no busques y no reconozcas al que da o aclara razón es porque tú odias la razón: nada te mueve a ir a buscarla, a amarla. Así es esto de clarísimo.


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Muchos han venido a la vida
a que la verdad se ponga de su parte
(a egocentrismo y a maldad);
en cambio, siempre yo he venido a la vida
a ponerme (en todos los casos, sin excepciones)
de parte de la verdad.

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