viernes, 3 de noviembre de 2017

Nunca jamás defendí ni defenderé un argumento mío que favorezca intencionadamente a un partido. Solo defiendo verdad, solo: un día estará aquí o otro en el lado contrario.
Supongan que yo soy Dios o el Tribunal Constitucional, pues en ningún sitio del mundo puedo disolver (o dejar sin efecto) lo que la gente ha votado (ha elegido).
No puede existir nunca un lugar en donde eso se haga, ¡jamás! Pero, si se hiciera por algunos tal criminalidad de demonios, serían esos objetivamente nazis, anormales de Satán o exactamente genocidas . Claro, si eso no fuera así, sí o sí, la voluntad de la gente estaría a merced de la no voluntad de la gente, una paradoja en el Universo o algo que ni siquiera Dios quiso porque, para que no se permitiera eso, bien dejó como muy firme e intocable (por ningún juez o por nadie) el libre albedrío. ¡Más clarísimo!, si eso no fuera así, quedaría EXTERMINADA LA VOLUNTAD DE DIOS, se atentaría diabólicamente contra el bien infinito... porque la voluntad de la gente estaría a merced de la no voluntad de la gente; o sea, quedarían EXTERMINADOS IRREBATIBLEMENTE SUS DERECHOS que solo quisieron en su decidir (no en en el decidir de otros, sino en el de su libre albedrío).

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

Ellos, los intelectuales-pillos españoles(o sea, escritores,académicos de Satán,descerebrados de su su puta madre,políticos y otras ratas, etc), enseñados a ayudar a poderes, objetivamente tienen más receptividad a salvar a la sinrazón (y a sus trucos).

A DIOS,¡LO MATAN Y LO MATARÍAN SIEMPRE!

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El ESPAÑOL (y a poderes y a recursos sociales-públicos,los cuales yo no tengo NINGUNO) siempre ha conseguido en sociedad ESCONDER SU GRAN COBARDÍA DE RASTRERO Y DESALMADO.

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