martes, 2 de junio de 2015

La dignidad está en la lucha, en que sea justa, racional o ética; no en la mayoría, no en los servidores del poder a juego sucio silenciando o pintando la crueldad del color rosa. La dignidad -ella misma- es plenamente digna si no quiere ella engañar, la dignidad únicamente está en lo que tú ofreces por la verdad -te señalen de lo que te señalen y te acusen de lo que te acusen-.
Desde que nací siempre -con todas las presiones de la sinrazón y con todo el juego sucio del abusar CON algún poder- siempre me han impuesto lo contrario, precisamente los que van de santos, de acaparadores de todos los medios-recursos y de protagonistas de lo correcto  -y son totalmente lo contrario-.

2 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

- La imposición solo se aplica con el uso de la sinrazón.

- Nada está por encima "de lo que demuestra": de los hechos con la racionalización, de los hechos expuestos con razón-ética en tal procedimiento que no admita o justifique un cobijo a siquiera una sinrazón.

- La crueldad (por su funcionalidad desde siempre) es únicamente que tú das un cobijo a que "lo que demuestra o quien demuestra" no sea reconocido y sí silenciado y sí desprotegido -ilimitadamente-, camino que conduce a su exterminio. Por lo que matando a quien racionaliza se mata a su vez a la razón y a los cimientos de todo el bien "en un todo vale"; por lo que matando al perro se acabó la rabia.

José Repiso Moyano dijo...

- La imposición solo se aplica con el uso de la sinrazón.

- Nada está por encima "de lo que demuestra": de los hechos con la racionalización, de los hechos expuestos con razón-ética en tal procedimiento que no admita o justifique un cobijo a siquiera una sinrazón.

- La crueldad (por su funcionalidad desde siempre) es únicamente que tú das un cobijo a que "lo que demuestra o quien demuestra" no sea reconocido y sí silenciado y sí desprotegido -ilimitadamente-, camino que conduce a su exterminio. Por lo que matando a quien racionaliza se mata a su vez a la razón y a los cimientos de todo el bien "en un todo vale"; por lo que matando al perro se acabó la rabia.
Es el mismísimo método del nazismo o de cualquier exterminio; de ahí que obligatoriamente -obedeciendo a lo limpio o la razón sin rodeos- tenga que decirles "genocidas", no gustándome, claro, pero el gusto no tiene nada que ver con mi obligación ética.

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