miércoles, 6 de mayo de 2015

Siempre habrá una legítima y ética violencia: La que se utiliza por ley natural -en toda la naturaleza-, la que utiliza la madre por defender a sus hijos,  la que utiliza cualquiera por no ser torturado y también cualquier ser humano por no ser esclavo y por salvar sus mínimos derechos.
De lo contrario sería aceptar o ser cómplice del no reaccionar al auténtico mal.

Todo tiene derecho -y obligatoriedad por respetarse a sí mismo- de defenderse de una manera proporcional a lo que ha cumplido de ética -con probación- o por la autoridad ética que tenga.

2 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

Una persona, un grupo o un país en la sinrazón (o sea, en la violencia porque ya la sinrazón es violencia, germen y desarrollo de violencia) ya pierde toda autoridad y legitimidad para todo; y lo que hace no es válido que, por tal de que no te lo impongan, debes hacer todo lo que sea necesario.


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Cuando niegas una verdad -a intolerancia y a antiética-, ya todas las verdades están realmente amenazadas por ti.

11 de diciembre de 2014
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Siempre voy a lo mismo:
No hay ética, no hay vergüenza, ni honestidad, ni civismo, ni humanidad, ni decencia..., ¡nada de eso!, si se esquiva al esfuerzo constructivo o el de la razón, sí, si se esquiva la dignidad del que juega limpísimo CON UNAS ÚNICAS REGLAS -no con miles que hay irracionales-, cara a cara y frente a todo.

Si se esquiva el camino, pues no hay camino. Si se esquiva la luz, pues creas todas las injusticias o todos los mecanismos de injusticias -sin luz-.
Exactamente lo que han hecho los intelectuales españoles.

11 de diciembre de 2014

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A mí España -el único país que pisotea sistemáticamente todos los derechos humanos- no me ha dado nada desde el primer segundo que nací; y, además de eso, NUNCA me ha permitido nada, ni realizar algo de vida, ni vivir un segundo digno, ni nada. Juro que absolutamente todos mis derechos humanos me los han exterminado cada segundo de mi vida, sin quitar ni uno, todos los segundos. China ni Corea del Norte no pisan tanto los derechos humanos, sino ellos. No, nunca la crueldad máxima la aplica un genocida -que siempre a bien paga su crueldad-, sino ellos -a los cuales se les premia su crueldad encima, que significa la burla o el exterminio del bien mismo-. Pues he comprobado, desde que nací, que nunca jamás han aplicado un átomo de justicia, ni de ética ni de personas -de verdad personas- con un mínimo de corazón.
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Juro -y siempre lo haré- que absolutamente TODOS MIS DERECHOS HUMANOS me lo han pisoteado monstruosamente cada segundo de mi vida en España. Los nazis eran absolutamente santos (buenas personas) con respecto al exterminio absoluto de estos HdP que jamás han tenido corazón ni ¡nada! o ultragenocidas intelectuales españoles.

11 de diciembre de 2014

José Repiso Moyano dijo...

LO QUE PREDICAN CHOCA CONTRA ALGO:

Todo el mundo dice que no manipula, todo el mundo dice que no se corrompe, todo el mundo dice que no es responsable...; entonces, si la sociedad siguiese aceptando eso que predican -como total certeza-, nada habría que cambiar (aunque, los que cambian, sí, son los que conciencian lo contrario). La sociedad es condescendiente de lo injusto -que asegura unos privilegios-, con sus vicios y con sus errores a través de las costumbres, y es también un resultado de manipulación que los poderes predominantes -con sus intereses injustos- hacen; por eso se ayuda SIEMPRE -directa o indirectamente- a lo más mediático, en efecto, a lo más simpáticamente -en falsedad- vendido, y seamos claros, a lo más HdP por pillar algo -pues ya el venderse a lo injustamente establecido es lo más fácil del mundo-, a lo más influyente y con glamour y de buena casta y "clase", o sea, a lo más irracionalmente manipulador porque... todos los recursos -en manos de eso- trabajan para eso.

RESISTENCIA: Todo lo que no se protege se debilita; todo buen esfuerzo, que merece protección, si no se protege sobrevive en lo injusto y en la indignidad; todo noble luchador de la esperanza, si lo tiene todo en contra, inevitablemente se desangra. A veces, cierto, solo queda la fidelidad a uno mismo, un resistirse en desprotección.

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