domingo, 30 de diciembre de 2012

Cuando uno defiende algo, plantea -o se remite- a una justificación; puede ser una justificación objetiva -coherente con la razón, con lo que es o con la imparcialidad- o, por el contrario, puede ser una justificación -con un motivo inevitablemente interesado- subjetiva. Ésta última siempre deriva a injusticias o a irracionales conveniencias, así es.
Pues, ahí está el asunto único que se siembra en la vida y en la sociedad.

2 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

El motivo interesado puede ser:

- que gusta, que es del gusto personal o inculcado del interesado,

- que simpatiza con un grupo, para así darle favores a cambio de interesada protección,

- que favorece a su ideología o ideal (de patria, etc.), y así hace la pelota a un poder porque se refuerce por él,

- porque hay una rentabilidad o publicidad económica.



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LO PEOR ES QUE ESTO SE PREMIA ENCIMA, Y SE VUELVE A PREMIAR Y SE SOBREPROTEGE HASTA LA SACIEDAD.

Todo medio de manipulación o de poder protege esto, y los recursos públicos todos van directos a esto.

Por lo que la justificación subjetiva -que siempre destruye a corto o largo plazo- se impone.

Marlene Denis dijo...

Cuánta razón tienes, amigo!

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