lunes, 26 de noviembre de 2012

Es objetivamente posible -en lo más práctico- que la MENTALIDAD de una civilización respete a la mujer.
Para ello, es imprescindible:
- Que la religión  no la discrimine de ninguna manera -tampoco en vetarle algún privilegio en la misma institución que representa-.
- Que la educación no la segregue ni la discrimine -imponiendo diferencias al margen de su contexto sexual-.
- Que el Estado no la desproteja nunca en sus derechos humanos.
Se ha demostrado científicamente que la mentalidad -social- es algo solo inculcado, aún así para el que padezca alguna enfermedad; por lo tanto, la mentalidad de igualdad o de respeto a la mujer únicamente se inculca, esto es, se ejemplariza en todos los aspectos del comportamiento social.

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

Para eliminar resquicios de mala inculcación, no se puede perder tiempo y los responsables de cualquier religión o institución no pueden presentar excusas por seguir igual, con sus truculentos rollos de fijismo al cambio.

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