Una persona LUCHA según las PROTECCIONES que tiene, en esto consiste solo la dificultad de la lucha.
Uno cualquiera puede vivir pobre en una tribu, pero tiene protecciones en ella; uno cualquiera puede luchar por una causa justa, pero ya cuenta con unas comodidades de protección que le hacen -objetivamente- fácil su lucha.
Las protecciones se "compran" o se reciben a cambio de:
- obedecer las costumbres a costa del sentido crítico y de la conciencia de los valores éticos,
- alinearte por defender solo los intereses creados de esa alineación,
- consentir las injusticias que crean los poderes fácticos o dominantes para que no tengas problemas con ellos y sí unas compensaciones de soborno ético o de complicidad.
Uno cualquiera puede vivir pobre en una tribu, pero tiene protecciones en ella; uno cualquiera puede luchar por una causa justa, pero ya cuenta con unas comodidades de protección que le hacen -objetivamente- fácil su lucha.
Las protecciones se "compran" o se reciben a cambio de:
- obedecer las costumbres a costa del sentido crítico y de la conciencia de los valores éticos,
- alinearte por defender solo los intereses creados de esa alineación,
- consentir las injusticias que crean los poderes fácticos o dominantes para que no tengas problemas con ellos y sí unas compensaciones de soborno ético o de complicidad.
2 comentarios:
Aclaración para cabezoduras:
- Una PROTESTA, una INDIGNACIÓN, una REBELDÍA con causa racional o una DENUNCIA SOCIAL siempre conlleva o comunica DESPRECIO, desprecio a algo que está mal.
- Igualmente siempre implica que no respetas algo al pie de la letra o de los hechos, o sea, que no lo respetas -por muy maquillaje hipócrita que le pongas-.
- E igualmente lo descalificas, claro, que no lo bien calificas; y según la gravedad de lo que protestas aumenta, sin rodeos, esa descalificación.
Nunca, absolutamente nunca en hechos he tenido un amor-odio a nada ni a nadie. Así es de claro, si algo lo odio, lo odio; y si lo amo, lo amo.
Otro contexto, una cosa, otro mundo..., sí, es la aplicación -en mi condición natural e inevitable- de mi odio, que es además ético: Que no permito que se le pisen sus derechos aunque sea un genocida, que no permito que no tenga una DIGNIDAD MÍNIMA -justo lo que a mí me han quitado siempre- aunque sea un asesino en serie, y que no le deseo la infelicidad aunque sea el mismísimo diablo.
Esa es y no otra mi condición, pero no -¡no!- dicha a bla-bla falsante por decirla, sino ya demostrada con todos los hechos de mi vida, sin quitar o esconder alguno, con ¡todos!.
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