EL PODER Y LA BUENA VOLUNTAD:
Ningún poder que hay en el mundo se motiva o se autoconvence por la mala voluntad: los que explotan se justifican en la buena voluntad de crear riqueza y empleo, los que realizan guerras en defender con todo el corazón una patria o un dios, los narcos en una audaz lucha política o de liberación, etc. Cuando son individualidades, ningún dictador -en su psicología de "salvapatrias"- actúa con mala fe o mala voluntad, ningún líder de extremismo religioso tampoco -en su deber riguroso con su dios-...
Por lo tanto, el poder está alimentado por una "bondad" o creída buena voluntad; porque la mayoría -con total demostración- no sabe lo que es conciencia, o no la tiene al no practicar de verdad unos principios éticos.
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