Una crisis (o un defícit nacional) es su respectivo gobierno el que debe gestionarla lo mejor posible, por responsabilidad y, claro, que busque estar fortalecido a través de los impuestos ha sido ya algo recurrente desde siempre (desde las primeras civilizaciones, en cuanto a que la economía nace precisamente ahí), pues es lo más fácil (el “pedir” siempre es fácil) y, además, de todos sus ciudadanos hay beneficio. Lo que ocurre es que los productos de consumo de primera necesidad suben de precio (algo fatal para los que no tienen apenas un poder adquisitivo, en discriminación) y, sobre todo, es una medida cuya eficacia depende exclusivamente de la capacidad de gestión que ya ha demostrado o supuestamente va a demostrar un concreto gobierno. Si ésa es una óptima capacidad, junto a otras muchas medidas puestas en marcha alentadoras de inversión, conformadas desde y ante la crisis (al margen de las buenas intenciones que las tiene todo el mundo) , sí puede dar unos esperanzadores resultados.
http://es.wfp.org/node/2745
www.nacion.com/2010-03-01/Mundo/Relacionados/Mundo2280548.aspx
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