Si el mundo ha sido y será siempre una confrontación inevitable de intereses, si en el mundo siempre ha habido y habrá injusticias (y también unos que se adueñan de privilegios y otros no), entonces, consecuente a eso, es una inevitable manifestación de protestas: algo que se contrapone a una “impuesta” armonía por sus poderes fácticos.
En muchos países no democráticos, en países autoritarios, hay instalado “por decreto oficial” un callar y consentir al modo de “El Silencio de los Corderos” para los que no pueden discrepar en nada: ésa es la armonía artificial o la mentira que los ordena.
Crispación siempre tiene que haber en el mundo porque, en él, luchan unos y otros con muy diferentes circunstancias de justicia y de libertad; pero lo que no puede haber son las crispaciones gratuitas que muchos intelectuales y gobernantes crean con la intolerancia reaccionaria por defender sus personales y grupales intereses.
Como única rentabilidad en todos mis trabajos, tengo demasiados detractores (además de perder casi todos mis recursos, de tener un pisoteo total de mis derechos, etc.), ¡ah!, pero ninguno me conoce; luego son detractores por lo que pienso -ideológicos-. Sin embargo, ni siquiera uno sabe cuál es -en concreto- mi ideología (lo que "comprende" lo que pienso y el rebatirlo... para que se justifique lo detractado); luego, son nada más mis posturas críticas y libres lo que no se tolera. Es decir, es intolerancia pura y dura lo que impera. A los seres humanos, hipócritamente, es eso lo que -en el fondo- les guía. Jesucristo, por ejemplo, fue "tonto" por existir, lo crucificarían miles de veces porque no existiera.
Siempre ayudarán –manipulados- a los que se aprovechan de su manipulación; y, de hecho, eso sólo se hace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario