Actualmente existe el truco, para escapar de cualquier responsabilidad o de la mínima conciencia, del recurrir a "esto es excepcional". Así, si en un país no ha habido aún Golpe de Estado y ya lo hay, pues es "excepcional"; si en un pueblo se ha violado a una niña y últimamente no suele ocurrir, pues es un "caso excepcional"; si se roba, con una estafa filatelia, a medio millón de personas, pues es un "caso excepcional".
Pero es que ¡no existen "los casos excepcionales"! (todo es excepcional, por cuanto no va a ocurrir de "la mismísima manera") y, también, para la conciencia, no debe caber "lo excepcional" EN LO GRAVE.
Todos son -o somos- responsables hasta de lo que se imagine como "caso excepcional" porque, con actitudes y con acciones, tienen el deber ético de evitarlo: no consintiendo, no eludiendo protestas, no prefiriendo inacciones, indiferencias o frivolidades que sirven como "cortinas de humo" para unas irresponsabilidades en concreto.
Y a nadie LE GUSTA "generalizar" porque, eso, sólo es un "modo de malestar" o una protesta legítica y eficaz desde siempre para el "mal" de "un entorno" que sí DEJA PASAR en irresponsabilidad LO GRAVE.
Pero es que ¡no existen "los casos excepcionales"! (todo es excepcional, por cuanto no va a ocurrir de "la mismísima manera") y, también, para la conciencia, no debe caber "lo excepcional" EN LO GRAVE.
Todos son -o somos- responsables hasta de lo que se imagine como "caso excepcional" porque, con actitudes y con acciones, tienen el deber ético de evitarlo: no consintiendo, no eludiendo protestas, no prefiriendo inacciones, indiferencias o frivolidades que sirven como "cortinas de humo" para unas irresponsabilidades en concreto.
Y a nadie LE GUSTA "generalizar" porque, eso, sólo es un "modo de malestar" o una protesta legítica y eficaz desde siempre para el "mal" de "un entorno" que sí DEJA PASAR en irresponsabilidad LO GRAVE.
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