El bien jamás admite indiferencias (ni excusas ni complicidades): o lo proteges o lo matas.
Es igual a tu salud, o es igual a la razón-ética, o es igual al medio ambiente.
Tú proteges al bien (o al que aporta razón-ética) o lo matas; así solo es eso o así solo funciona objetivamente.
Por eso, si tú desfavoreces al que demuestra razón-luz, no eres digno de nada, así es, ¡siempre!, digas lo que digas.
Si tú atiendes primero al que confunde, al que mediatiza la confusión o la sinrazón o al que impide reconocer la razón-ética, ¡tú eres un nazi! digas lo que digas con tu pillería manipuladora o te guste o no te guste a conveniencias.
Es igual a tu salud, o es igual a la razón-ética, o es igual al medio ambiente.
Tú proteges al bien (o al que aporta razón-ética) o lo matas; así solo es eso o así solo funciona objetivamente.
Por eso, si tú desfavoreces al que demuestra razón-luz, no eres digno de nada, así es, ¡siempre!, digas lo que digas.
Si tú atiendes primero al que confunde, al que mediatiza la confusión o la sinrazón o al que impide reconocer la razón-ética, ¡tú eres un nazi! digas lo que digas con tu pillería manipuladora o te guste o no te guste a conveniencias.
2 comentarios:
Y en cada decisión
tú tienes que demostrar
que proteges
al que demuestra razón-luz,
cada segundo,
sin trampas!
Si no, si no haces nada por el bien,
pues entonces te lo mereces todo en males,
todos los infinitos castigos que existan
y todos los insultos
y todos los males, así es!
Sencillamente
porque vas matando
al Bien siempre, no dándole ni agua!,
¿te enteras ya?
El BIEN
objetivamente
jamás existe
mientras estás tú siendo cómplice de sinrazones
Pero todas las sinrazones del mundo
únicamente se producen
por un camino u otro
cuando tú no visibilizas a la razón
o al que la aclara-objetiviza-muestra-da
(como yo irrefutablemente siempre hago).
Publicar un comentario