Nada de lo que existe (excepto el ser humano) necesita de la verdad para solventar su existencia. Una flor es una flor y ninguna otra flor se atreve (ni por uno u otro motivo o ni siquiera por un contagio de irrealidad-idealidad o de intereses creados) a negárselo.
Pero en el ser humano todo es abismalmente lo contrario, pues absolutamente siempre (por antropocentrismo esquizofrénico o por machacante u ocurrente irrealidad-idealidad) se niega el cien por cien de todo, ¡de todo! Sí, en claro una alineación de unos intereses tapan una cosa o la niegan, y otra enésima alineación de interesados y de inesquivables motivos tapan o niegan otra cosa. En definitiva, así, casi infinitas injusticias se crean por un negacionismo continuo o sucesivo de verdades. La injusticia es, en el fondo, un negacionismo de alguna verdad; y, asimismo cualquier sinrazón, es un negacionismo al que demuestra alguna razón; al momento se cierran y huyen de aceptar la luz, la niegan y así ganan mucho con una u otra sinrazón que tienen en rentabilidad de tal o cual negocio.
Pero en el ser humano todo es abismalmente lo contrario, pues absolutamente siempre (por antropocentrismo esquizofrénico o por machacante u ocurrente irrealidad-idealidad) se niega el cien por cien de todo, ¡de todo! Sí, en claro una alineación de unos intereses tapan una cosa o la niegan, y otra enésima alineación de interesados y de inesquivables motivos tapan o niegan otra cosa. En definitiva, así, casi infinitas injusticias se crean por un negacionismo continuo o sucesivo de verdades. La injusticia es, en el fondo, un negacionismo de alguna verdad; y, asimismo cualquier sinrazón, es un negacionismo al que demuestra alguna razón; al momento se cierran y huyen de aceptar la luz, la niegan y así ganan mucho con una u otra sinrazón que tienen en rentabilidad de tal o cual negocio.
1 comentario:
Si no sabes "lo que es la verdad",
nunca sabrás lo que es el BIEN
Estarás toda tu vida
en un estado de confusiones
y sirviendo a todos esos intereses.
Pero la verdad
únicamente
se ha de acompañar con lo único inengañable o no manipulable que existe;
o sea, con la razón o quien la demuestra.
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