Si tú amaras de verdad a la razón (o al bien), pues jamás permitirías que el que demuestra razón quedara desprotegido, eso, en claro !jamás!
El evitar o el torturar a la verdad-razón (o al que la demuestra) es el mal per se (o el objetivo del diablo practicado). Lo que tú haces escudándote con miles de bla-blas miserables o con todos los poderes.
Porque por mucho tinglado, lío o enredamiento de intereses creados de poder, sí, por mucho rollo de conveniencias de los que tienen las mentes absorbidas por la indecente sinrazón-mentira, sí, por mucha ornamentación de los que quieren establecer lo antiético no más que a base de más pilla ornamentación y mediación, la decencia de una ética no puede resignarse a eso, ni nada ético puede resignarse a eso por mucho cuento que tengan de mentiras-ornamentación o formalismos de lo que tapa-deforma-engaña. ¡Así es de claro!
La sinrazón funciona siempre como excusa para seguir como sinrazón o como obstáculo para evitar la razón-ética.
Los que trabajan para la mentira-sinrazón (y a veces no lo saben o no se responsabilizan en saberlo) siempre quieren, a rollos, a positivismos (que salvan egos ante todo) o a conceptos abstractos que manipulan o que excusan sus rollos en demostrable sinrazón, obstaculizar el camino de la sensatez-verdad.
La sinrazón funciona siempre como excusa para seguir como sinrazón o como obstáculo para evitar la razón-ética.
Los que trabajan para la mentira-sinrazón (y a veces no lo saben o no se responsabilizan en saberlo) siempre quieren, a rollos, a positivismos (que salvan egos ante todo) o a conceptos abstractos que manipulan o que excusan sus rollos en demostrable sinrazón, obstaculizar el camino de la sensatez-verdad.