Si tú respetas al mal objetivamente le das ese favor (el respetarlo, sí, algo que le ayuda). Así que, a través de tu desalmado respeto o de tal antiético "porque sí tuyo" cerrado en tu egomaquillaje o conveniencia, por seguro (por probación) PRACTICAS EL MAL o, con las tantas consecuencias que conlleva, matas. No das ningún bien.
Y no puedes llamarte bueno (con marketing o con repugnantes estrategias) si tus acciones objetivamente siempre matan ya al bien.
Y todo porque tú no proteges (encerrado en tu buenismo o en crueldad maquillada) a la razón, al nunca proteger al que la demuestra. Sí, es algo clarísimo, pues jamás podrás tú realmente (o no mentirosamente) proteger al cristianismo, si antes no proteges a Jesucristo. Otra cosa siempre sobra, es mal de males.
Y no puedes llamarte bueno (con marketing o con repugnantes estrategias) si tus acciones objetivamente siempre matan ya al bien.
Y todo porque tú no proteges (encerrado en tu buenismo o en crueldad maquillada) a la razón, al nunca proteger al que la demuestra. Sí, es algo clarísimo, pues jamás podrás tú realmente (o no mentirosamente) proteger al cristianismo, si antes no proteges a Jesucristo. Otra cosa siempre sobra, es mal de males.
1 comentario:
Jamás de los jamases podrás decir sensatamente (o en verdad) decir que proteges a la razón si antes no proteges al que la demuestra.
Este es el pilar número uno de toda la ética de todos los universos y de todos los respetos posibles y de todas no corrupciones y de todas las inteligencias verdaderas.
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