martes, 10 de febrero de 2015

Anteponer otra cosa a los principios éticos por una rentabilidad o beneficio arbitrario o particular es el VENDERSE,  así es de claro.
Aunque se justifique con demagógico poder o con incoherente buenismo con lo que sea; sí, porque tú nunca puedes poner sobre la base ética otra base con arbitrio o supeditada a intereses creados o particulares, pues sería eso condicionar la base ética a otra cosa no ética o engañarla o deliminarla o anularla ya con lo no ético-racional. Entonces, así, por otra cosa -interesadamente- quedan vendidos los principios éticos, y eso es corruptamente rentable:  otros beneficios por alma.
Lo que es bonito socialmente (costumbre, ritualidad de guerra, halago desmesurado o grandilocuente o fanático que está cerrado a la racionalidad, etc) solo es bonito socialmente (donde unos vendidos reciben premios, miles de sobreprotecciones, condecoraciones o robos de dignidad) pero, siendo bonitez forzada, carece de razón o de ética o de vergüenza (decencia ante el espejo).  Claro, si al alma le das bonitez o esencia forzada por consecuencia se queda sin esencia.

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

Tú no puedes anteponerle a tu alma otra cosa (la patria, una imagen, un capricho, etc).

Más claro, si tu alma no está antes, tu alma ya la has dejado o supeditado a eso que has antepuesto -está vendida por eso-.

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