miércoles, 14 de enero de 2015

Bastantes se guían por costumbres, creyendo o entendiendo a ceguedad total que tal ética -la que han determinado por costumbres y por mediáticos charlatanes- es la sensata o la correcta ética y, ya así, van imponiendo a cabezazos creídos conceptos equivocados -o sacados de sus estúpidos "porque sí"- a todos: "No hay que desobedecer", "No hay que gritar","No hay que molestar", "No hay que comparar"... (cuando la ética, precisamente, es el seguimiento de todos  estos conceptos, que son los únicos que vencen inmovilismos o involuciones de condescendencias de errores; claro, a molestias y a gritos de no consentir).
Y en cuanto a "comparar", la vida y la razón consisten en comparar -cuanto más, mejor-, ya que todo está formado de comparar; si no comparas siempre en la vida, la vida no puede existir.
Por ejemplo, la eficacia de las energías solo se demuestra comparándolas.

2 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

Unos se esfuerzan miles de veces más que otros a contraprotección y a contradignidad y no tienen ni un trozo del camino sin zancadillas; mientras que otros totalmente nada y, siendo nada, se atreven a decir -o lo venden los HdP- que es mucho y encima lo tienen todo a favor -o bastante por seguro- y reciben miles de compensaciones por nada, o por ser HdP sin límites para no serlo y sin escrúpulos. * Pues todas las astucias -y los negocios y las mentiras que conllevan- se acaban o son imposibles con límites de vergüenza y de ética. Pero ¿saben lo que es eso? Los genocidas escritores españoles son únicamente protectores del nazismo absoluto, o sea, de lo impuesto o de la mentira, de la antiliteratura o de la literatura hecha con todos los elementos de justificación de la antilibertad o de la antiinteligencia, ofreciendo la infinita estupidez o el disco rallado total de HdP de ellos.
9 de septiembre de 2011

José Repiso Moyano dijo...

Hay mendrugos -que siempre serán mendrugos- que dicen -a porque sí- que la verdad tiene aristas. - Pues jamás, sencillamente porque la verdad está llena de verdad, únicamente, no salchichón ni chocolate o elementos mendrugones impuestos por un inútil total. Asimismo, la realidad no tiene aristas, sino únicamente realidad en movimiento; y el movimiento no puede tener aristas, ¡mendrugo descerebrado!

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