miércoles, 4 de junio de 2014


Entre la percepción y la realidad pasa lo mismo. 


No puedes -de pronto o por siempre- cambiar la realidad -lo que hay- pero ante ella hay actitudes de: 
dirigirte a negar, a olvidar y a buscar la mayor pasividad -sálvase quien pueda-,
dirigirte a manipular y a hacer más débiles a los demás frente a ti -sálvate tú sobre todos en superioridad-,
dirigirte a aceptar la realidad en honestidad, en valentía aunque con las idóneas cautelas y prudencias posibles -con sensatez-.

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...


Si en un lugar el bien no se valora; pues, entonces, el bien no sirve. Si la razón no se valora; pues, entonces, la razón no sirve. Si la honestidad no se valora; pues, entonces, la honestidad no sirve. Si la sensibilidad no se valora; pues, entonces, la sensibilidad no sirve. Si el esfuerzo limpio no se valora; pues, entonces, el esfuerzo limpio no sirve. ¿Comprendes cómo sirve todo? Por tu responsabilidad -o deber ético- de valorar bien. Por el contrario, si ya vas corriendo a ayudar a lo mismo, por consecuencia lógica muchas de las injusticias que hay en el mundo -y a las que hipócritamente criticas- están causadas también por ti.

20 julio 2012

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