sábado, 23 de noviembre de 2013

Insultar es lo más ético que existe en un contexto de indignidad. Exacto; pues, si tú ves que a tu hija la están violando, lo más justo y lo más digno que se ha hecho desde la noche de los tiempos es insultar -no darle besitos o quedarte callado o esperar a que se la cargue-. Sí, insultar es la no pasividad ética tuya, es ya actuar y no contemplar la crueldad como si nada.
Es lógico, las palabras "sinvergüenza", "malnacido", "estúpido", "canalla", etc. no se crearon porque sí, sino porque -por ser los calificativos imprescindibles y definitorios de la crueldad- actuaban definiendo correctamente a los correspondientes actores de la crueldad. 

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

Jesucristo descalificó a casi todas las leyes -romanas- que existían, e insultó siempre que lo vio correcto a aquellos que solo querían respeto satánico.

A él lo del respeto convencional o condescendiente con el mal no le iba; pero ahora sí les va a muchos, viven y chupan la sangre de eso.

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