SABER VALORAR es la base de cualquier civilización y de cualquier humanización, es decir, es el RESULTADO -objetivo- de que se ha aplicado bien la racionalidad ética sin otros intereses privados o de conveniencia parcial. Sí, es lo más importante, el contenido sin engaños o trucos, la prueba de que se va correctamente por el camino adecuado sin errores, el fruto -no corrupto- del haber cumplido con lo más humano.
Al saber valorar se consigue:
- El valorar conscientemente "lo que tienes".
- El valorar y reconocer con autocrítica "lo que haces".
- El haber valorado -o sea, el tenerlo claro con reflexión y con criterios éticos, no demagogos o de grupo mediático, de moda o de presión- "lo que vas a hacer" de correcto.
- Y el valorar "lo que tienes que renunciar" para no ser parcial, interesado o injusto en algo.
5 comentarios:
Pero, siendo el saber valorar lo más importante, o la base de todo lo más importante, incluida el alma de cualquiera, a los españoles eso les entra por un oído y les sale por el culo.
¡Irresponsalidad, inconsciencia y frialdad total hacia la total crueldad!
Les da igual, miran hacia el camino contrario y crean su negocio de buenismos astutos y destructores.
Para saber valorar hay que aplicar CON MÁXIMA ATENCIÓN, RESPONSABILIDAD Y CONCIENCIA, unas reglas racionales con unos valores éticos ya muy concretados o específicos.
Pero no astutas pedanterías, terquedades en seguir con sus mentiras -impuestas porque no permiten la contraargumentación-, abusos de dominio, aristocratización de la dignidad -el "solo para ellos"- y maltratos de todo tipo -censuras, ninguneos, usurpaciones de lo público, etc.- que utilizan los escritores e intelectuales españoles.
Resumen: si ellos no son capaces de valorar lo que no es mierda, el resultado inevitable a largo o corto plazo es... mierda, eso, se pinte como se pinte.
Ya los he calado muy bien -exactamente muy bien- a los ultranazis buenistas españoles: quieren el bien pero haciendo y camuflando y justificando la crueldad cada segundo.
Y así hoy, mañana y pasado. Y otra vez con campañas de trucos como el año pasado y otra vez al mismo curso, ¡siempre igual!
pero ni un segundo dignifican a un ser humano -a mí- jamás, a decreto testarudo, terco, irracional y monstruoso.
No me han permitido realizarme en nada, vida sin realizarse, o vida sin vida, a crueldad recibida segura y sentenciada.
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