LO QUE SE DICE puede ser un SENTIMIENTO -algo emocional-;
puede ser UN TÓPICO SOCIAL -una frase hecha-;
puede ser UNA CONVENIENCIA -un interés propio
o condescendencia a una alineación-;
puede ser UNA OPINIÓN -con tus argumentos arbitrarios-
o puede ser UNA DEMOSTRACIÓN RACIONAL
-con un rigor en cumplimiento a unas imparciales reglas racionales-.
El poderoso ampara antes su poder, no el evitar muertes.
7 comentarios:
El Supremo se equivoca abismalmente -de forma total- y, en consecuencia, extermina la representatividad del rigor judicial en España.
No, no, no -y no elevado al infinito no- se puede demostrar una prevaricación, ¡nunca!, a no ser que existan hechos en donde se demuestran TOTALMENTE intenciones contrarias a la justicia y sí unos beneficios propios -que es un "móvil"-.
La prevaricación no debería existir en el ámbito judicial, porque NO SE PUEDE DEMOSTRAR -puesto que, al ser intención, es indemostrable-.
Debería acusarse, sí, de "corrupción judicial, avalada por hechos.
Hay verdad cuando triunfa la racionalidad (la verdad es un fruto de lo demostrado); pero, si no se respeta a la racionalidad conllevando eso irracionalidad -insensatez e injusticia-, NO SE PUEDE PEDIR RESPETO A ESA IRRESPETUOSIDAD irracional.
Sería una locura o una monstruosidad.
Nada es respetable NUNCA de lo irracional, lo haga quien lo haga.
De antemano, nada debe respetarse por decreto o por mandato dominante o por mandato social; sino algo se respeta en función de su coherencia ética.
Así, se respeta más a la víctima que al asesino, al que demuestra que al que impone, al que se esfuerza que al que vive a costa de los demás, al que lucha por la justicia social que al que lucha por la justicia de unos pocos o de unos soberbios que piden obediencia a sus graves errores.
Es decir, el respeto no se da sin sensatez, sino conforme a lo que se gana cada cual en sus hechos éticos.
"EL FIN NO PUEDE JUSTIFICAR LOS MEDIOS" es una frase hecha, vacía o corrupta, si no se utiliza estrictamente en un contexto ético -o por hechos por delante si se trata de juzgar con las leyes a alguien, no de suponer intenciones-.
Por ello, siempre hay que hablar de "MEDIOS ÉTICOS" para que el FIN o el RESULTADO o la CONSECUENCIA sea ética.
Pero, en muchos españoles, esos medios éticos brillan por su ausencia -o no existen-. Sí, los critican en el vecino o en los demás, pero ellos no se ven a sí mismos en... la carencia total de ética.
Ciertamente, las 24 horas de todos los días ELLOS están justificando el fin con unos medios no éticos: no se puede justificar el fin de una costumbre maltratando a los animales, no se puede justificar el fin de cierta comodidad social por medio de la impunidad de lo que ha ocurrido años atrás, no se puede justificar el fin del recuperar la economía dando dinero público a los bancos que han creado lo crisis, no se puede justificar el fin de saldar hipotecas especulativas con el desahucio y que tengan que seguir pagándolas, no se puede justificar el fin de televisiones por medio de la vulgaridad, de la mentira y de la manipulación... y así hasta una lista interminable.
Para tener razón -el fin- no se pueden justificar medios no racionales o de humillación al que sí demuestra razón; pero ELLOS los utilizan.
Para dignificar a alguien -el fin- no se pueden justificar medios de ninguneo, de censura y de no reconocimiento; pero ELLOS los utilizan.
Para recompensar esfuerzos -el fin- no se pueden justificar medios de desprecio o de no valorar esos esfuerzos; pero ELLOS los utilizan.
Y la lista es interminable.
Los "medios" para un "fin" no deben gustar a alguna conveniencia o a alguna aprobación social -irracional-, sino han de ser éticos ante todo, aunque no gusten o sean molestos.
Jesucristo utilizó los medios de asumir la crucifixión y la humildad para el fin de la "salvación", cuando todos esperaban -en gusto- otros medios de poder evitando sacrificios.
A muchos les gusta que un sabio les diga que son inmorales o corruptos pero "sin decírselo", como piropeándolos.
A muchos les gusta que las denuncias sociales se hagan desde la ternura al mal -recompensándolo- y dando besitos "a lo Judas" mientras el sentido de indignación se humilla o va desapareciendo.
¡No y no!, teniendo unos principios éticos cualquiera, lo que queda ya -que es lo más importante- es el APLICARLOS con rigor, diciendo las cosas por su nombre, gritando las aberraciones que se cometen, quitándole ferozmente el cuchillo al cruel antes que acuchille a un niño o a una mujer, y evitando toda hipocresía.
Los medios nunca deben gustar a nadie ni hacerles un decorado bonito a nadie, sino han de ser COHERENTES entre todos ellos, y ellos con los fines.
EQUIVOCACIÓN Y RESPONSABILIDAD
Si uno hace un error grave ("a lo hecho, pecho"), de inmediato ha de tener una respuesta de perdón o de castigo (si no, no hay diferencia entre hacer el bien o el mal, en ceguedad o en crueldad total).
Pero, si no existe respuesta de perdón ni de castigo -prevaleciendo la IMPUNIDAD-, la DESCALIFICACIÓN es -en el derecho de defensa y en el deber de no dejar pasar lo que ha existido en crueldad- infinitamente legítima y absolutamente ética.
Teniendo en cuenta que, la descalificación -y dejando las ignorancias o las mentiras aparte- la han utilizado más las personas más éticas a lo largo de la historia (la Biblia, por ejemplo, es un tratado moral y, como tal, desaprueba o malcalifica o descalifica muchísimas conductas).
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